Llego corriendo a
Vulcania, algo que podré contarle como anécdota a José Skaf más
adelante. Cuando digo corriendo, es corriendo, y con tacones, lo que
hace que me caiga, a las 8 de la mañana. Es un día duro, pues he
estado delante de prensa bastante rato, dando la tabarra cuando me
dicen que hasta las 9 de la mañana no abren la oficina.
Teniendo en cuenta que hay
películas a las 8,15 de la mañana, si debes recoger la
acreditación, es un poco loco.
Como todo tiene solución,
me acaban pasando a la proyección de tramuntana, sin ningún
problema y acabo recuperando esta película, tras llorar un poco.
Creo, con gran
convencimiento que en España se hace muy buena ficción española, y
en general muy buenas películas de todos los géneros, que nada
tienen que envidiar a las de otros países, y que debemos apoyarlas y
desterrar el tabú que tiene una peli solo por ser de nacionalidad
española.
La historia nos lleva a
una pequeña comunidad industrial donde nada es lo que parece.
Se trata de una comunidad hermética, sin vínculo con el mundo
exterior, cuyos habitantes viven de la extracción y la explotación
del acero.
Un misterioso acero que
producen, pero que no usan, y que se envía fuera del pueblo por unas
misteriosas vías.
Jonás (Miquel
Fernández), que acaba de perder a su familia en un misterioso
accidente, comienza a trabajar en la fundición del pueblo. Allí
conoce a Marta (Aura Garrido), que también ha enviudado tras el
dramático accidente.
Pero he aquí una de las
cosas más inquietantes, marta y jonas pertenecen a familias, más
bien a clanes diferentes y no pueden hablar entre ellos, y mucho
menos entablar una amistad, aunque los dos estén unidos por el
dolor.
Será tras perder a su familia, cuando Jonás intentará descubrir lo que realmente ha sucedido. Las grandes incógnitas serán: ¿cuáles son sus oscuros intereses de los líderes de la comunidad y qué hay más allá de las verjas de alambre y las vías del ferrocarril?
Será tras perder a su familia, cuando Jonás intentará descubrir lo que realmente ha sucedido. Las grandes incógnitas serán: ¿cuáles son sus oscuros intereses de los líderes de la comunidad y qué hay más allá de las verjas de alambre y las vías del ferrocarril?
Sin duda, su
descubrimiento sacudirá los cimientos de la comunidad, y que
obsesionará a la pareja protagonista.
Son tiempos oscuros en
esta tierra, y el cine es reflejo de lo que nuestros corazones
sienten. Esta distopia oscura y mecanizada, nos traslada a un futuro
pasado, un steampunk retro futurista que nos habla de cosas que no
hemos vivido pero que ya hemos pasado.
Un mundo con un orden
establecido donde es pecado cuestionarse nada, y mucho menos romperá
la norma.
Una estética argumental
incluso más que en producción, nos lleva a un mundo cercano a
“Nunca me abandones” donde la melancolía puede hacer sumir al
espectador en una tristeza incontrolable.
José skaf debuta en la
dirección con esta producción que nos habla de un futuro distopico
sobre la diferencia de las clases sociales.
Sobre la opresión del
trabajo, y los falsos lideres a los que seguimos sin hacernos
preguntas.
Una propuesta que bebe
mucho de Metrópolis de Fritz lang, pues también encontramos unos
pobres que trabajan para unos ricos..
Unos ricos a los que nunca
se les ve, y viven en la parte exterior, beneficiándose del trabajo
de los demás.
Como ocurre en la realidad
vaya.
Eso es lo que nos trae
Vulcania, un miedo de una sociedad futura, que es igual o peor que el
presente.
Aunque el director no
tenia la intención de que la película tuviera un discurso político,
esta ahí. Es mas que evidente las similitudes con lugares en el
mundo donde un puñado de dirigentes se llevan el poder y el dinero,
y el resto de la población trabaja sin saber porque, malviviendo.
El abuso actual, la
corrupción de unos pocos, es al final lo que nos cuenta skaf,
argentino de nacimiento y madrileño de adopción.
Lo bonito de la historia,
además de ese poder que aparece de repente y da un halo de esperanza
a todos, es que la libertad llegué con un libro.
Un cuento infantil ( que
no es el the babadook) sino una historia que habla de la ciudad (
volvemos al paralelismo con metrópolis)
Una ciudad donde las cosas
se compran con algo llamado dinero, y puedes tener lo que ganes con
el sudor de tu frente,
En lugar de con la
cartilla de racionamiento como les ocurre ahora.
El pueblo recibe las
ordenes del líder a través de una especie de mayordomo, pulcro y
servicial que tiene el rostro de José Sacristán y que se sacrifica
por la comunidad, siendo al final una marioneta mas.
La película nos muestra
lo difícil que es ser valiente en una sociedad, e ir en contra de lo
establecido.
Lo difícil que es
quitarse el velo de los ojos. Lo difícil que es ser libre
individualmente y lo condicionado que esta nuestro destino por lo que
tenemos a nuestro alrededor.
Interesante? Mucho
Una buena premisa, una
buena historia, unas maravillosas interpretaciones,
una ambientación genial y
termina con un halo de esperanza.
Pero mi querido José, el
ritmo pausado, no molesta. Es más, me molesta cuando alguien dice que
una peli es lenta, como concepto negativo.
Pero iba muy muy
ilusionada a ver el film en el festival de Sitges, era mi primera
peli, y llevaba meses esperándola, con unas ganas locas, y creo que
el hype me paso factura.
No quise leer nada antes
de ver la peli, y me los imaginaba en un planeta llamado Vulcania.
Sin duda acertadisimo el
titulo, por el dios Vulcano, con su fragua.
Al final el planeta que yo
imaginaba era una comunidad igual de misteriosa y tenebrosa, donde la
vida de sus miembros giraba completamente alrededor de la fabrica.
Miembros de un pueblo que
deben respeto a las tradiciones, y a la memoria de sus antecesores.
Personajes que no conocen
nada mas que el trabajo. En una lugar donde parece que el tiempo y el
espacio ha desaparecido.
Y eso, eso si da miedo.