A
veces no se pueden enterrar los recuerdos, y esto es lo que descubre
Bruno cuando vuelve a ver a su familia, con la que se crió.
¿Se
pueden enterrar los recuerdos? O se pueden vender?
Estamos
unidos a lo que somos y hemos sido, tanto si nos desviamos para coger
un atajo, o nos subimos a las ramas de ese árbol que nos vio
nacer.
Esto
le ocurre a Bruno, cuando regresa a Chile para despedirse de un lugar
especial, de una casa que fue su hogar y la de sus primos, en la que
creia y donde se grabaron sus recuerdos.
Pero
la memoria es caprichosa, ya que muchas veces dulcifica y barniza los
sentimientos y sobretodo los recuerdos.
El
árbol magnético, es un lugar especial, se dice que es una zona
de extremo magnetismo donde un árbol es capaz de atraer hasta
un coche. Aunque haya una explicación lógica para esté
hecho ( una pequeña pendiente que no es perceptible por la
orografía del terreno) nadie desea dejar de creer en la magia del
lugar. Porque ese es su mundo encantado.