Tully es una galatea, una extensión del propio Pigmalión para enseñarla a ser quien es, y Tully duele, y golpea donde más daño hace.
No hay duda de que Tully es un misterio, es alguien que llega como la Mary Poppins de Disney para ayudar a una familia. En este caso a una madre real, desbordada con la maternidad y la vida. Es decir, como muchas familias normales con la llegada de los hijos, en este caso, el tercero. Esta niñera mágica siempre hambrienta de vida, divertida, soñadora, capaz de recordar datos que solo le servirían para ganar huesitos en el trivial
Me enfrento a Tully pensando en “Young Adult” de Diablo Cody, y de repente me doy de lleno con la realidad a medias. En ocasiones llegas a una película por su director, o su actor protagonista (famoso la mayoría de las veces), en otras ocasiones porque te gusta el tema (las de tiros, las de amor, las de tacitas..) y en esta ocasión con reparos y con pies de plomo me aproximo a esta película sobre la adustez que firma una de mis guionistas favoritas.
Cuando era joven y sabía menos de cine, o solo sabía lo que “nos llegaba” a través de algunos programas de la tele o revistas (era pre internet señores) y el mundo, no era precisamente femenino. Es por eso que cuando era una niña y veía determinadas películas que me gustaban (las de John Hughes) con diálogos rápidos y mucha referencia a la cultura pop me fijaba irremediablemente en Kevin Smith, pero entonces surgió una guionista con que amaba el streaptease (por algo somos hijas de Showgirls) que deslumbró al mundo con “Juno” con la que ganaría el Oscar al mejor guión. Sin duda, una declaración de intenciones sobre la adolescencia, la maternidad y cómo crecer en América a través de esta mujer de clase media alta católica que se ha reintentado a si misma.
Tully (y tras la comentada “Young Adult”) Diablo Cody pone un guion en manos de Jason Reitman para seguir explorando este mundo, llegando ahora a la familia y a la depresión post parto (esa que no existe, no debe ser nombrada). Reitman que tras una carrera muy breve como actor paso a la dirección vuelve a formar tándem con la guionista para llevar a la pantalla sus inquietudes, y como en las otras ocasiones de forma magistral, es decir: Realista.
Tully, nos guía con la amistad entre una madre de tres criaturas con una niñera nocturna a la que acaba de contratar cuando la situación le supera y el nuevo bebé le esta quitando horas de sueño, sin contar con que su marido (Ron Livingstone) se muestra más interesado en jugar a la play que en jugar con sus propios hijos. Un drama de nuestros días.
Es en este punto en el que Tully me ha dolido, y sin tener hijos me ha mordido con ganas. Me he sentido invisibilizada, machacada, superada por una situación que es solo afín a las mujeres y que produce cero empatía en la sociedad. Me han dolido hasta los pezones porque sé de la Anatomía femenina más de lo que tal vez me gustaría y de las costras de lactancia porque estamos en una sociedad en la que está normalizado que yo sepa lo que es y un señor no.
¿Me estoy empezando a dispersar? Creo que sí, pero es que Tully duele, y como os digo no solo en los pezones agrietados, en ese cuerpo sin forma que te dejan tres embarazos, en esa falta de sueño, el ir todo el día pringada, o no saber si es de dia o de noche porque el bebé es una extensión de ti y come a demanda. Duele porque es lo natural, es la vida animal, y esta integrada en una sociedad que ha normalizado e invisibilidad esta situación a más no poder.
A veces solo necesitas que alguien te diga que todo va a ir bien.
Veo el cartel de “Tully” con el tagline de “Una madre es capaz de todo”, y me sobrecoge porque vemos noticias de madres que ahogan a sus hijos en la bañera porque no pueden más pero también a aquellas a las que la adrenalina les hace levantar un coche como super girl y sacar a su retoño de allí abajo. ¿Es eso lo que ocurre? ¿Lo que le sucede al ser humano? ¿O está más cercano a coger el teléfono y llamar a nuestra madre porque no sabemos que hacer?
Posiblemente nuestra pobre madre en aquellos momentos también estaba improvisando y sabía bien poco lo que hacia con nosotros y esperaba simplemente que la naturaleza siguiera su curso, y así pasa la vida, en una espiral de días que son iguales los unos a los otros y en los que nos sentimos atrapados, pero eso no lo vemos cuando tenemos 25 años. Porque nuestra madre es algo más que una madre, es una persona y en el momento de parir, de dar vida parece que para la sociedad ha acabado como ser o individuo y pasa a ser una extensión de otro ser al que debe cuidar y alimentar por el bien de la manada. Las mujeres, en ocasiones pasan a invisibilizarse ellas mismas o por la sociedad en el momento en el que deciden (o no) perpetuar la especie, y ese es un drama social.
Siento que Marlo, el personaje de Charlize Theron grita poco, se pone poco en pie de guerra. Siento tal vez que la pobre solo quiere dormir, que ya no tiene ni fuerzas para pelear, para ducharse o para decir que esta ahí y esta viva. Porque la maternidad y la crianza puede ser precioso, pero también es algo duro, durísimo, y de eso no te hablan. Aunque poco a poco vamos rompiendo el miedo a hablar (cuentas como @Malasmadres, @ladanena mostrando como su pequeño bollito no les deja dormir, o Grace Villareal mostrando como la epidural no hace efecto y siente absolutamente todos los dolores del parto) todavía se ve mal que una madre no quiera ser visitada en el hospital, o pida una copa después de dar a luz y no quiera dar el pecho. Cuando una mujer da a luz, parece que tiene que estar disponible y fresca como una rosa para atender a las visitas y preparar café, en lugar de estar luchando contra esas hormonas que están desbordadas o esos puntos que te han puesto en tus partes y piensas que la primera vez que hagas pis va a escocer lo más grande.
Diablo Cody, madre de un niño, posiblemente si haya pasado por esto, haya pensado todas estas cosas y dicho: joder, esto debe ser puesto de manifiesto. Vamos a visibilizar que la depresión post parto existe, y que esta bien sentirse mal y no poder con todo. Aquí en su tercera colaboración, mas que fructífera es cuando entra en escena Reitman (tras Juno y Young adult)
Es entonces cuando aparece esta Tully, esta niñera que ha bajado del cielo, para dar algo de luz a lo que esta ocurriendo, con una personalidad desbordante, arrolladora, peculiar, y encantadora, pero que te hará quitarte de golpe las ganas de tener hijos resultando posiblemente el mejor anticonceptivo que he visto en mucho tiempo. Aquí es donde en un tour de forte maravilloso Mackenzie Davies brilla absolutamente al lado de una Theron completamente mimetizada en el cuerpo cambiante de una mujer recuperándose de un parto con los pechos doloridos. Tully es el alter ego perfecto para una madre que no tiene tiempo de hacer cupcakes, y aparecer perfecta en la fiesta de fin de curso, justo esa madre que todos odiamos y no sabemos como lo hace pero que nunca nos convertiremos en ella. Tully es es voz amiga que todos queremos, que nos escuche, que sienta nuestros problemas como suyos y que piense en mandarlo todo a la mierda 12 veces al día mínimo pero que luego no lo haga.
Llega el momento de tener más empatía con ese ser llamado Madre, y recordar sobretodo que es una mujer.