Old Boy, en la versión de Spike
Lee, es un remake innecesario en parte, pero conveniente para mucha
gente ( y conozco a demasiada) que solo ve cine proveniente de
Estados Unidos, y del comercial, que suele ser el gran espectro del
pĆŗblico que nunca en su vida han oĆdo hablar de Park
Chan Wook.
En mi cabeza durante todo el visionado
trataba de alejarme y disociar la pelĆcula coreana para entrar
de manera pura en el remake amƩricano pero me resultaba
imposible, ya que trataba de buscar las claves que la unieran con la
rock&bolesca historia de Oh Dae Su, que tan buenos momentos nos
ha hecho pasar. No vamos a preguntarnos las razones del remake porque
ya sabemos que los americanos son muy dados a hacer su propia versión
del cine asiƔtico, europeo o hasta de sus propios clƔsicos
como si debieran estar colonizƔndolo todo.
(No sin mi martillo debieron pensar)
No hay duda que
al menos para mi el principal atractivo y por lo tanto reclamo, era
la actuación de Josh Brolin, y de Elisabeth Olsen, los
protagonistas de la historia, pero conociendo la coreana, la historia
carecĆa de total misterio e interĆ©s, y es aquĆ
donde nos sorprende, y no para bien.
La historia en
esencia es la misma, se nos presenta a Joe Doucett (Oh Dae Su, en un
guiƱo fonetico, aka Josh Brolin), un hombre pasado de vueltas
y envuelto en una espiral de destrucción y alcoholismo, que
cree que tiene la vida justo en el punto que el quiere, de una
arrogancia insultante, haciendo suyo el “quiero, tomo, tengo”,
hasta que en una de esas borracheras pierde la conciencia y empieza
su pesadilla.
Toda la parte de la chica del paraguas y de la hipnosis habria enriquecido la pelĆcula mucho mĆ”s. |
Doucett, acaba
encerrado durante 20 aƱos en una extraƱa celda sin
ventanas, donde le proporcionan religiosamente el alimento y alcohol,
cada dĆa, sin mas compaƱĆa que un televisor (del
que no solomente aprende las mejores tƩcnicas de lucha viendo
films japones, sino que encuentra el onanismo mƔs salvaje en
los programas de gimnasia), y sin saber quien o porque le ha
encerrado allĆ empieza a enloquecer, sobretodo porque la
televisión que le han dejado en el cuarto, proyecta el
equivalente del programa “Los mĆ”s buscados de AmĆ©rica”
donde es acusado de violar y matar a su ex esposa, dejando asĆ
desamparada a Mia, la hija de ambos.
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Las escenas mÔs miticas de la versión coreana |
Yo que fui de
esa gente que primero se entusiasmo con la idea del film, he incluso
pensó en ir a verla al cine, cuando empezó el visionado
cayo en el profundo de los tedios. Pero esto solo fue un espejismo,
ya que como nos ha pasado a muchos con este remake, primero pensamos
que resultaba innecesario y despuƩs han tratado de verla
disociƔndola tanto de la novela grƔfica en la que se
inspiraba la de Park Chan Wook, como la pelĆcula coreana. Tras
el shock inicial, empece a ver el film de manera independiente, como
una historia nueva, y la pelĆcula empezó a fluir.
En esta
ocasión ( dejando a un lado lo de oportunista) Spike Lee, como
buen sabedor de crear pelĆculas que funcionen como productos
cronometrados para la industria, hace una pelĆcula correcta,
sin mas, dejando algunos de los elementos mƔs reconocibles
para los fans. He intentado ver el sello caracterĆstico de
Lee, en la pelĆcula, y tal vez me falte repasar su filmografĆa
para darme cuenta de las caracterĆsticas y estilo que lo hacen
reconocible, o tal vez es que el cineasta conocido por retratar la
minorĆa afroamericana hasta entonces tan maltratada en el
cine, es que carece de simbologĆa visual que lo haga Ćŗnico,
y como digo se limita a ser correcto en la dirección. Tal vez
es por eso que al oĆr el nombre de Spike Lee, todos decimos
“Ah, sĆ”, pero no alcanzamos a decir mĆ”s que un par
de titulos de su curriculum.
Se
echa de menos, esa poesĆa visual que sin duda tiene Park Chan
Wook, ese humor y ese sentimiento de que todo va “a lo loco”y en
cualquier momento Oh Dae, va a perder la cabeza y se va a llevar todo
lo que pille por delante que es lo que lo dota de vitalidad. AdemƔs
son ese punto de humor y violencia, lo que le falta al film, sin
embargo la pelĆcula de Lee, tiene en su contención una
historia mucho mejor narrada, y por lo tanto “mas mascadita” y
edulcorada para el público, también es que los coreanos
a veces hacen de enrevesadas sus pelĆculas que es para darles
de comer a parte y pedirles que dejen de irse por los cerros de
Ćbeda.
Otras
de las escenas claves y mƔs aplaudidas y recordadas es la del
martillo, donde en ese pasillo cochambroso, Oh Dae se carga a una
veintena de hombres en un plano secuencia que hace la delicia de los
fans, y que aunque maravillosamente coreografiada en la pelĆcula
de Lee queda totalmente deslucida y resulta hasta aburrida , cuando
el espectador lo que desea ver es el sĆŗmmum de la violencia
explicita.
A
pesar del guiño del pulpito, es una pena la contención
narrativa y visual, ya que la gracia de la pelĆcula original
radicaba en ese punto de humor y repulsión que en ocasiones te
hacia girar la cabeza y dejar de mirar la pantalla.
Destacamos
a Sharlto Copley, que se queda grabado en la retina a pesar de tener
pocas escenas, y es uno de los actores mƔs a tener en cuenta
de los últimos años. En esta ocasión el que da
penita es Samuel L. Jackson que parece empeƱado en recoger el
estereotipo de Nigga enfadado y violento, de este tipo de pelĆculas.
Lo
mas destacable en esta nueva versión es que se le ha dado
mayor protagonismo al confinamiento y al tiempo del personaje de
Brolin en la celda, aunque he echado de menos un grado de locura
mayor (sĆ, mayor), por lo que las motivaciones de venganza son
mucho mƔs evidentes, y nos resulta mucho mƔs fƔcil
empatizar con Brolin, porque estamos mucho mas acostumbrados a los
códigos de conducta y a la cinematografĆa occidental (
asĆ, en general). La agilidad de la trama, y el ritmo de guión
muy bien marcado, hace que no te de tiempo a pensar demasiado, y te
ha posicionarte del bando del protagonista por inercia, lo cual
tampoco es malo.
Al principio de la pelĆcula veremos a una chica con alitas vendiendo souvenirs, en un claro homenaje a la original. |
Lo
menos destacable, es lo precipitado y predecible ( y facilón)
del climax final, donde todo te lo dan perfectamente masticado y
claro, no va “in crescendo” como ocurre con la coreana, y se
pierda toda la brutalidad y malestar que te deja el film original. En
la versión américana han optado por, si no lo podemos
llamar Happy ending, si una un final acomodatino “made in
Hollywood”, que casa totalmente con la moral norteamericana, y que
la hace perder fuelle y dramatismo.
Es
una pena, porque la rareza de la trama, radica es sus brutales giros
argumentales, que volverƔn loca la neurona de los que no
conozcan el film original, pero para los que tenemos la versión
de Park Chan en un altar, nos resultarĆ” fallida, aunque
finalmente entretenida.