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martes, 10 de junio de 2014

Old Boy (Spike Lee, 2014)

Old Boy, en la versiĆ³n de Spike Lee, es un remake innecesario en parte, pero conveniente para mucha gente ( y conozco a demasiada) que solo ve cine proveniente de Estados Unidos, y del comercial, que suele ser el gran espectro del pĆŗblico que nunca en su vida han oĆ­do hablar de Park Chan Wook.

En mi cabeza durante todo el visionado trataba de alejarme y disociar la pelĆ­cula coreana para entrar de manera pura en el remake amĆ©ricano pero me resultaba imposible, ya que trataba de buscar las claves que la unieran con la rock&bolesca historia de Oh Dae Su, que tan buenos momentos nos ha hecho pasar. No vamos a preguntarnos las razones del remake porque ya sabemos que los americanos son muy dados a hacer su propia versiĆ³n del cine asiĆ”tico, europeo o hasta de sus propios clĆ”sicos como si debieran estar colonizĆ”ndolo todo.
        
                               (No sin mi martillo debieron pensar)



No hay duda que al menos para mi el principal atractivo y por lo tanto reclamo, era la actuaciĆ³n de Josh Brolin, y de Elisabeth Olsen, los protagonistas de la historia, pero conociendo la coreana, la historia carecĆ­a de total misterio e interĆ©s, y es aquĆ­ donde nos sorprende, y no para bien.
La historia en esencia es la misma, se nos presenta a Joe Doucett (Oh Dae Su, en un guiƱo fonetico, aka Josh Brolin), un hombre pasado de vueltas y envuelto en una espiral de destrucciĆ³n y alcoholismo, que cree que tiene la vida justo en el punto que el quiere, de una arrogancia insultante, haciendo suyo el “quiero, tomo, tengo”, hasta que en una de esas borracheras pierde la conciencia y empieza su pesadilla.
Toda la parte de la chica del paraguas y de la hipnosis habria enriquecido la pelƭcula mucho mƔs.

Doucett, acaba encerrado durante 20 aƱos en una extraƱa celda sin ventanas, donde le proporcionan religiosamente el alimento y alcohol, cada dĆ­a, sin mas compaƱƭa que un televisor (del que no solomente aprende las mejores tĆ©cnicas de lucha viendo films japones, sino que encuentra el onanismo mĆ”s salvaje en los programas de gimnasia), y sin saber quien o porque le ha encerrado allĆ­ empieza a enloquecer, sobretodo porque la televisiĆ³n que le han dejado en el cuarto, proyecta el equivalente del programa “Los mĆ”s buscados de AmĆ©rica” donde es acusado de violar y matar a su ex esposa, dejando asĆ­ desamparada a Mia, la hija de ambos.
Las escenas mĆ”s miticas de la versiĆ³n coreana

Yo que fui de esa gente que primero se entusiasmo con la idea del film, he incluso pensĆ³ en ir a verla al cine, cuando empezĆ³ el visionado cayo en el profundo de los tedios. Pero esto solo fue un espejismo, ya que como nos ha pasado a muchos con este remake, primero pensamos que resultaba innecesario y despuĆ©s han tratado de verla disociĆ”ndola tanto de la novela grĆ”fica en la que se inspiraba la de Park Chan Wook, como la pelĆ­cula coreana. Tras el shock inicial, empece a ver el film de manera independiente, como una historia nueva, y la pelĆ­cula empezĆ³ a fluir.

En esta ocasiĆ³n ( dejando a un lado lo de oportunista) Spike Lee, como buen sabedor de crear pelĆ­culas que funcionen como productos cronometrados para la industria, hace una pelĆ­cula correcta, sin mas, dejando algunos de los elementos mĆ”s reconocibles para los fans. He intentado ver el sello caracterĆ­stico de Lee, en la pelĆ­cula, y tal vez me falte repasar su filmografĆ­a para darme cuenta de las caracterĆ­sticas y estilo que lo hacen reconocible, o tal vez es que el cineasta conocido por retratar la minorĆ­a afroamericana hasta entonces tan maltratada en el cine, es que carece de simbologĆ­a visual que lo haga Ćŗnico, y como digo se limita a ser correcto en la direcciĆ³n. Tal vez es por eso que al oĆ­r el nombre de Spike Lee, todos decimos “Ah, sĆ­”, pero no alcanzamos a decir mĆ”s que un par de titulos de su curriculum.

     
Se echa de menos, esa poesĆ­a visual que sin duda tiene Park Chan Wook, ese humor y ese sentimiento de que todo va “a lo loco”y en cualquier momento Oh Dae, va a perder la cabeza y se va a llevar todo lo que pille por delante que es lo que lo dota de vitalidad. AdemĆ”s son ese punto de humor y violencia, lo que le falta al film, sin embargo la pelĆ­cula de Lee, tiene en su contenciĆ³n una historia mucho mejor narrada, y por lo tanto “mas mascadita” y edulcorada para el pĆŗblico, tambiĆ©n es que los coreanos a veces hacen de enrevesadas sus pelĆ­culas que es para darles de comer a parte y pedirles que dejen de irse por los cerros de ƚbeda.


A parte de esta gran diferencia respecto al original, con un trama mĆ”s clara y concisa, que hace que la pelĆ­cula sea mucho mĆ”s veloz, tras la liberaciĆ³n del personaje de Brolin, encontramos un sexo mucho mĆ”s explicito, para alegrĆ­a de todos los fans de la Olsen (la buena), donde enseƱa sus poderosos encantos interpretativos, en la escena de sexo que es la clave de la pelĆ­cula, aĆŗn asĆ­ me quedo con la versiĆ³n coreana, donde todo es mucho mĆ”s velado. 
 
Otras de las escenas claves y mĆ”s aplaudidas y recordadas es la del martillo, donde en ese pasillo cochambroso, Oh Dae se carga a una veintena de hombres en un plano secuencia que hace la delicia de los fans, y que aunque maravillosamente coreografiada en la pelĆ­cula de Lee queda totalmente deslucida y resulta hasta aburrida , cuando el espectador lo que desea ver es el sĆŗmmum de la violencia explicita.
A pesar del guiƱo del pulpito, es una pena la contenciĆ³n narrativa y visual, ya que la gracia de la pelĆ­cula original radicaba en ese punto de humor y repulsiĆ³n que en ocasiones te hacia girar la cabeza y dejar de mirar la pantalla. 
 
Destacamos a Sharlto Copley, que se queda grabado en la retina a pesar de tener pocas escenas, y es uno de los actores mĆ”s a tener en cuenta de los Ćŗltimos aƱos. En esta ocasiĆ³n el que da penita es Samuel L. Jackson que parece empeƱado en recoger el estereotipo de Nigga enfadado y violento, de este tipo de pelĆ­culas.


Lo mas destacable en esta nueva versiĆ³n es que se le ha dado mayor protagonismo al confinamiento y al tiempo del personaje de Brolin en la celda, aunque he echado de menos un grado de locura mayor (sĆ­, mayor), por lo que las motivaciones de venganza son mucho mĆ”s evidentes, y nos resulta mucho mĆ”s fĆ”cil empatizar con Brolin, porque estamos mucho mas acostumbrados a los cĆ³digos de conducta y a la cinematografĆ­a occidental ( asĆ­, en general). La agilidad de la trama, y el ritmo de guiĆ³n muy bien marcado, hace que no te de tiempo a pensar demasiado, y te ha posicionarte del bando del protagonista por inercia, lo cual tampoco es malo.
Al principio de la pelĆ­cula veremos a una chica con alitas vendiendo souvenirs, en un claro homenaje a la original.


Lo menos destacable, es lo precipitado y predecible ( y facilĆ³n) del climax final, donde todo te lo dan perfectamente masticado y claro, no va “in crescendo” como ocurre con la coreana, y se pierda toda la brutalidad y malestar que te deja el film original. En la versiĆ³n amĆ©ricana han optado por, si no lo podemos llamar Happy ending, si una un final acomodatino “made in Hollywood”, que casa totalmente con la moral norteamericana, y que la hace perder fuelle y dramatismo.

Es una pena, porque la rareza de la trama, radica es sus brutales giros argumentales, que volverĆ”n loca la neurona de los que no conozcan el film original, pero para los que tenemos la versiĆ³n de Park Chan en un altar, nos resultarĆ” fallida, aunque finalmente entretenida.

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