Parásitos es sin duda uno de los platos fuertes del festival de cine de San Sebastián. Nos encontramos fascinados por esta historia premiada con la palma de oro en Cannes y la cola da la vuelta a la manzana.
Nos sentamos a ver esta historia sin querer saber demasiado como en otras ocasiones y esperamos disfrutar con esta historia de familias donde parece que la hierba del vecino siempre es más verde, más Pura o mejor cortada. ¿Verdad?
Las familias, independientemente del lugar, la clase social o el estatus suelen ser felices de la misma forma.
Pero Tolstoi además afirmaba algo que la película parásitos pone de manifiesto en varias ocasiones: los miembros de una familia huelen igual. Da igual si son pobres o ricos.
Su director Bong Joon-Ho ya ha explorado estos temas de la familia y la evolución social del individuo en okja, The host o the snowpiercer. Como ha explorado l bondad o maldad del ser humano sin importar su origen.
En parásitos vuelve a este tema recurrente en su filmografía para mezclar géneros de manera bastante magistral y mostrarnos cómo ni la pobreza ni la riqueza hace buenas o malas a las personas, pero que la pobreza si activa la picaresca y el malestar por el hecho de no tener los medios suficientes para sobrevivir. Es así como surge l envidia y ese es posible el peor sentimiento del mundo muy por encima de lo que podría ser el odio.
A veces, la vida se reduce a esto: tener o no tener cosas
Tan sencillo como terriblemente devastador.
Parasite es dura, es rara, es terrible. Desde luego no es positiva en ningún sentido y va cuesta abajo y sin frenos. Tenemos a unos personajes que ven una oportunidad y la aprovechan, que ven que se van a estrellar y aceleran.
Es inevitable ver Parasite sin pensar que es una bomba a punto de explotar desde el minuto uno, que algo no funciona como un wifi que no se conecta bien y que algo no huele bien, como aguas fecales saliendo por la alcantarilla.
Subir o bajar del estatus social establecido parece un simple juego en algunas ocasiones, lo que puede ser un auténtico terror. El bajar o subir unas escaleras que como las de jocker y usando de forma fácilona lo que sería la metáfora del año, un descenso a la locura o a lo que nadie se esperaba. Tal vez horror social si es que podemos catalogarlo así.