El festival de sitges siempre
intenta estar a la ultima en cuanto a eventos y tecnología, ya sea
técnicamente o a nivel artístico o visual (es decir, con la serie
del momento). En este caso me refiero a la tecnología y como
aprovechar la realidad virtual para hacerte vivir y vibrar la
historia desde dentro.
Por eso junto a Samsung,
sitges este año se ha abierto a la realidad virtual, y porque no
decirlo también, al montante económico que eso te da.
Algo que ya se hizo en
Sundance o Toronto, lugares o más bien festivales de los que Sitges
bebe en abundancia. Algo que agradecemos porque los que no podemos ir
hasta allí por falta de pasta pero no de ganas, ansiamos que lleguen
esa novedades más cerca de casa.
Leemos que Venecia estreno
Jesús VR, un largometraje de realidad virtual donde podías ser,
efectivamente: Jesucristo.
Sitges ha querido hacerse eco
de esta nueva forma de hacer cine, que puede que triunfe o no, pero
eso ya es otra historia.
Fuera del hotel Melía,
conocido como nuestra segunda casa encontramos la carpa “Samsung
Sitges Cocoon”. Puedes entrar si te apetece y crees que tus nervios
lo van a soportar. Allí que nos fuimos donde unas azafatas vestidas
de enfermeras nos invitaban a vivir la experiencia virtual como
visitantes en un manicomio. Nos adentrábamos allí con las gafas de
realidad virtual sentados en sillas de ruedas para darle más énfasis
a la experiencia. Es el corto “Catatonic”, de origen
Estadounidense y de cinco minutos de duración.
Mira, yo estaba con un ojo
cerrado y otro abierto. A veces los dos cerrados esperando que eso se
acabara, porque me cagaba viva.
Este es un procedimiento que
se esta volviendo muy habitual. El espectador se pone unas gafas (las
Oculus Rift, nada que ver con la película “Oculus”) y allí, en
el visor hay un teléfono móvil. En realidad el visor es el teléfono
claro, junto a unos cascos para el sonido que además hacen de
aislante del mundo.
Leemos opiniones diversas en
un articulo de Gregorio Belinchón, donde Vigalondo dice, que esta
experiencia no sustituirá al cine, pues si él ve una película
quiere disfrutar del punto de vista del director y no del suyo.
¿Estáis de acuerdo? Es cierto que si esto ocurriera, desaparecería
el cine de autor pues todos seriamos creadores de una realidad
virtual aunque fuera dirigida.
¿Porqué citamos a
Vigalondo? Precisamente porque ha dirigido ficción virtual, el corto
“Ceremony”, y lo ha hecho estando en Austin (Texas) y el corto se
iba rodando en Madrid. Todo es posible, como que nos hiciera creer
que un barrio de ¿Móstoles? Era Estados unidos, en una persecución
en coche.
gracias a Vigalondo por @cretinofilms |
¿Qué os parece todo el
abanico visual que nos da la Realidad Virtual?
"cines nueva tribuna" |