Desde los primeros y coloridos
fotogramas de “The extraordinary tale” nos dejamos transportar a
ese mundo creado por Jeunet, y es de cita obligada recordar a esa
particular muchacha que era también Amélie. Pero nada
más lejos de la realidad pues nos encontramos ante un cuento
de hadas oscuro, plagado por seres extraños que se encuentran.
Enmarcada dentro de ese realismo mágico
que también hacia gala la película francesa,en el que
Gabriel García Marquez era el mayor exponente, nos enfrentamos
al ya de por si surrealista mundo de las relaciones de pareja.
La película seleccionada por el
London Spanish film festival, y en el festival Madrid de cine ( ambos
de 2013!!!!) y dirigida por Laura Alvea y José F. Ortuño
es definida por sus directores como un cuento de hadas macabro sobre
las relaciones de pareja, y así es.
Rodada en apenas dos semanas, y sin
mucho presupuesto, nos sorprende visualmente por la multitud de tonos
pastel y múltiples capas de indumentaria tanto en la
extravagancia argumental como en la puesta en escena. Un grano en el
fotograma que se conseguía a través de maquinas de humo
que le dan al film, esa estética francesa de los 80 que
comentamos. Pasando de los marrones y naranjas cálidos de el
principio, a los grises y azules acero del final, conforme la
relación se va enrareciendo, y con ello en consecuencia, el
ambiente.
Dos seres extraños e inadaptados
(ella más que él) se acaban encontrando en este extraño
mundo y empiezan una relación de amistad primero, felices por
haberse encontrado, y una relación de amor después,
cuando no creo que sepan en realidad lo que eso significa. Cargada de
positividad y luz, esta relación se va oscureciendo, un viaje
hacia lo desconocido de las relaciones, cuando cosas como el trabajo,
el tedio y los hijos entran en juego. Remarcando además la incapacidad emocional de muchas personas para ser padres, algo que parece natural, y sin embargo pensamos que deberian pasar un exámen, como para conducir.
Una estética que la dota de
cuento de hadas e irrealidad, para que los hechos que se narran
parezcan menos brutales, tratando de evitar ese rechazo por parte del
espectador que podría haber dado ese final. En los cuentos
todo es posible, desde que un cazador lleve un corazón de
ciervo en lugar del de una niña, a que el lobo de caperucita
se haga pasar por su abuelita.
La estética colorista, también
la dota de una atemporalidad, ya que podría ser cualquier
lugar y en cualquier época, dotándola también de
universalidad.
Rodada en ingles, que favorece esta
universalidad además de la distribución en el
extranjero, cuanta con Ken Appledorn, como protagonista. El actor
premiado en el festival de Málaga, ya es bastante conocido,
por películas como “Casting” o “Obra 67”, entre las
más recientes que yo he visto.
La actriz, Aïda Ballmann, es
perfecta para el papel, una Amélie rubia, con unos ojos de
loca mucho más autenticos, a la que personalmente no
conocíamos, y que era vital que pudiera transmitir sobretodo
con la mirada, pues ocupa muchos primeros planos.
Laura y José, los directores se enfrentaban a su primer
largo, pero no eran unos novatos en el mundo audiovisual, pues habían
creado Acheron Films, y ambos son guionistas. Su corto “Relojes de
arena” tuvo muy buenas criticas durante el festival de Venecia, y
les ayudo a crear este universo tan particular, que llega como una
extensión natural a esté, su primer largo. Un sello
propio, que dejan en todo lo que hacen.
Los autores confiesan que trataban de
aproximarse al extraño mundo de los fotógrafos Max
Sauco o Jan Saudek, artistas que no te dejan indiferente por sus
perturbadoras obras.
Jan Saudek (fotografía) |
Una apuesta sorprendente y muy
diferente a lo que estamos acostumbrados en el cine español, y
una visión muy internacional de la obra y el mercado, algo que
hace falta a la industria para quitar de una vez ese eterno sello de
rancio en el cine español.