¿ Sabéis porque me
enamore de ella?
Porque entro en el vagón de
metro mirando a los ojos de la gente y no al móvil.
¿ Y sabéis porque más?
Porque no sonreía. No tenía
esa sonrisa falsa impostada de felicidad para ocultad un malestar y
hastío permanente. Pero sabia que si conseguía hacerla
sonreír iluminaría el mundo.
Lo primero que pensé, es que
quería invitarla a desayunar. Estaba seguro que esa chica
sabia algo que los demás desconocíamos.
La habría querido aunque no
pudiera hacer nada más en la vida.
Era bonita, pero no guapa, de ese tipo
de chicas con las que sabes que te casaras, que te llevaras a la
cama todos los días de tu vida, y que te parecerá mas
hermosa por la mañana que por la noche.
De esas que sabes que te harán
reír, sencillamente, que te volverán loco con sus
cambios de humor, de opinión, con su dulce indecisión.
De esas que tendrán perro aunque
les gusten más los gatos.
De las que toman café cuando no
toca, y luego no pueden dormir, de las que no se ponen las gafas ni
cuando las necesitan.
De esas chicas que no necesitan matar
ni perder el tiempo.
Y de esas a las que les escribirías
una canción.
La clase de chica, capaz de acallar el
ruido del mundo con el sonido de sus tacones.