‘The OA’ estaba en mi lista ya que siempre que aparecía el trailer la premisa me parecía tremendamente sugerente: “Una joven ciega desaparece durante siete años y cuando regresa ha recuperado la vista”
¿No me digáis que con ese claim no compráis todos? Yo desde luego sí, y también Brad Pitt que ejerce funciones de productor, pero es cierto que ‘The OA’ es mucho más y se acerca mucho más a ‘La fuente de la vida’ que ya nos mostró Aronofsky. ‘The OA’ nos trae un viaje emocional y cósmico a lo que somos como seres humanos y al concepto de familia. Con la serie nos enfrentamos a un drama con tintes sobrenaturales, es decir, todo lo que nos gusta en esta vida.
A veces la series o películas nos llegan en los momentos que las necesitamos, y no cuando queremos. Tal vez ha llegado ‘The AO’ en tiempos oscuros, en momentos en los que necesitamos creer y sentir que formamos parte de algo superior y con sentido.
No me había puesto con ella y ha sido absoluta casualidad y tal vez el destino el que ha querido que a unos días de que empiece la segunda esperada parte que ha tenido a los fans en vilo durante tres años, haya llegado a mi vida como un torbellino que me ha removido por dentro y me ha llenado de luz. Ha sido una suerte no descubrirla en un primer momento pues posiblemente habría caído en mi memoria a pesar del tremendo poso afectivo que ha dejado en mi, sobretodo el capítulo final de la primera temporada.
El planteamiento de ‘The OA’ en realidad es tan simplista que se podría haberse resuelto en una película de dos horas, eso nos viene a decir que hay mucho relleno, muchos momentos en los que la acción se dilata y se alarga, pero esa es la intención. Debemos sentir que es un proceso largo, que ocurre despacio, cuando tiene que ocurrir, cuando están preparados, y que el tiempo al final solo es tiempo, el cual pasa, pero permanece inmóvil.

Sobre esta falta de literalidad en los acontecimientos parece que nos han querido hablar algunas series últimamente, como es el caso de “The haunting of Hill house”, donde en el emotivo discurso final de Nellie en la habitación roja, ella ya nos advierte sobre el amor y el tiempo, y como lo hemos vivido todo yo, dándonos una lección de amor verdadero y como reaccionar ante la culpa. “The haunting of Hill house” es la serie de Mike Flanagan sobre fantasmas, en la que pone el acento mayormente en los espectros de nuestra propia vida que en aquellos sobrenaturales, para hablarnos así de el drama de una familia.
Nellie en su alegato final, les habla del tiempo y de como este en realidad no es lineal como nos pensamos, como idea a la que volvemos una y otra vez. El tiempo en realidad es como la lluvia o la nieve, o como el confeti, cae de golpe, cae sin parar sobre nosotros y lo sentimos en todas las partes de nuestro cuerpo solo que no somos conscientes, hasta que llega el momento.
Una preciosa forma de nombrar aquello que Villeneuve nos contaba en la película “Arrival”. Cuando el regalo o herramienta que nos dejaban los Aliens no era otra sino que conocimiento a tiempo real de la vida como algo completo y circular y no lineal. Como la forma de saberlo todo y perder el miedo, decir más veces te quiero, coger más veces el teléfono, y estar al lado de las personas que amamos más tiempo pues sabemos que las vamos a perder.
Al final el tiempo es una extensión del amor, y así es como Nolan nos lo demostraba en “Interstellar”, una película que hablaba de una dimensión que se unía a las que ya conocíamos de tiempo, y espacio. El amor se convertía en una dimensión que hacía que la civilización humana pudiera salvarse de un destino atroz e inminente a la vez que servía como vía de comunicación.
Por esa plasticidad y temporalidad ‘The OA’ es un acontecimiento único y extraordinario. Tal vez no sea una serie que vayas a recordar con el tiempo, con capítulos míticos que se quedan grabados en tu memoria como si ocurría con “Lost”, pero si que dejará en ti un poso y tal vez nos haga más sabios o más valientes. Eso ya la convierte en algo mágico.

Nos encontramos con una serie narrada como una parábola de forma literal, en la que su protagonista nos cuenta su historia lentamente y sin prisas sentada alrededor del fuego como lo hacían las tribus primigenias, en la forma más primitiva de compartir enseñanzas y relatos. Es una mesias, o un ángel como ella misma asegura, o tal vez es todo el engaño de una niña rusa que no ha sabido más que mentir desde el principio.
Ha sido una maravilla y sobretodo un auténtico placer entrar virgen a esta historia protagonizada por la actriz Brit Marling, que ejerce además de como protagonista, como showrunner del show, con labores de guionista en la serie.
Una idea que se terminó entre la actriz y el director Batmanglij, del que creo que no he visto nada. Detrás, como ya comentábamos está la productora Plan B, que pertenece a Brad Pitt, y en la dirección encontramos también nombres como el de Mike Cahill, que recordaréis por la película “Segunda tierra” y “Orígenes” a la que tantas veces os hago referencia yo. Cahill estuvo en Sitges y casi nos vimos obligados a participar en el photocall de este hombre con aspecto de surfero interesado en las otras vidas, la reencarnación y el universo. Mucho de lo que bebe ‘The OA’, además de un espíritu libre y salvaje, del más cine indie que podríamos ver en Sundance perfectamente.

Como drama familiar funciona fantásticamente bien. Pensad en unos padres que han perdido a su hija durante 7 años y que al regresar necesitan saber qué ha ocurrido pero ella se niega a hablar de los sucedido. Es más, ella, como ciega que vuelve con el milagro de la visión, jamás les había visto. Ese momento en el que ve por primera vez a su madre gracias a sus manos y no a los nuevos ojos, es de los momentos más emotivos que podemos vivir en televisión.
Unos padres que piensan que tener una hija ciega será la garantía de que ella siempre estará con ellos porque los necesitará, creando así desde el principio una relación llena de secretos y altamente tóxica.
Unos padres que no entienden a su hija, que es una extraña, ¿pero acaso no les ocurre eso a todos los padres con sus hijos?
Capítulo aparte para los periodistas, los cotillas y los medios de comunicación que quieren sacar beneficio de situaciones como estas. Una jauría de lobos ante el drama humano.
Prairie se siente más agusto, más entendida con algunos seres de su pequeña ciudad, que están pasando por momentos más o menos difíciles, desde una profesora que trata de hacer su trabajo lo mejor que puede ante una situación familiar complicada, a alguien que busca su lugar y su sexo, o alguien con problemas afectivos que encuentra en la violencia la vía de escape de su soledad y frustración. Estos sin futuro, serán los seres que ayudarán a Prairie a sentirse ella misma, a entender su historia, a que la ayuden.
Este puede ser el problema o la virtud, ¿Se nos esta engañando al espectador con filosofía de mercadillo?
Ni los discípulos de Prairie ni nosotros mismos sabemos nada más que lo que ella nos está contando, una versión parcial de la historia. Creemos lo que queremos creer porque en situaciones difíciles tendemos a agarrarnos a lo que sea como si fuera un clavo ardiendo. No sabemos que pensar, y sobretodo nos enfadamos con ella por su simpleza y no haber actuado de otra manera, por entrar en la boca del lobo tan fácilmente.
Tal vez Prairie sea una mesias pero tal vez sea una farsante, como la de esas sectas que te obligan a suicidarte haciéndote creer que “ellos” han vuelto a por ti y te llevarán a Saturno o a un mundo mejor. ¿Tal vez Prairie solo sea la mayor charlatana de la historia?
Una líder sin duda, y ejerce como tal desde el principio gracias a su fragilidad, no solo de sus nuevos compañeros de aventuras, sino también de aquellos que la acompañaron en esos siete años perdida.

Los movimientos de los ángeles originales, son dados de manera aleatoria y por separado. Ninguno puede actuar solo, deben hacerlo en conjunto, ninguno es más importante que el otro para realizar los cinco movimientos. Somos todos juntos, gracias a pequeños movimientos los que podemos generar el cambio. En ocasiones necesitamos un suceso o alguien que actúe como detonante de este cambio, yo lo he vivido en mi vida y lo llamo el “Efecto patada”, como se vio en la película ‘Origen’ de Nolan, una patada que saque a los personajes de lo que es sueño, y los devuelva a la realidad, algo que los haga despertar a la vida.
Al final la mente es la que manda, y no diferencia en ocasiones entre sueño o realidad, entre lo que es una locura o la sensatez, o entre si hay vida más allá o esto es lo único que tenemos y donde debemos luchar. Cuan largo es el camino de vuelta a casa.

Yo entre en la secta totalmente, pero eres tú como espectador el que debe decidir si seguir a OA, o volver a la masa. A veces lo que os hace especiales no es bueno de por si. ‘The OA’ trae al espectador situaciones o conceptos surrealistas en un entorno completamente normal, en el día a día, y en eso radica su dificultad, en creer en la magia o en abrazar el escepticismo. No sé si hay termino medio, o si el interés radica en demostrar científicamente que la magia existe.
Estaremos continuamente en el límite de creer o no creer, no solo en la historia de Prairie, sino en nosotros mismos, ¿Acaso no es eso la vida?
En ocasiones el mayor misticismo, y el más real se encuentra en el autoconocimiento, ya que al final, de lo que menos sabemos y entendemos es de un ser llamado ser humano, y así es como veréis a Prairie en muchas ocasiones, en primer plano, sin artificios para tratar de escuchar su alma saliendo de su cuerpo en infinidad de ocasiones.
La “Daena” es un concepto oriental parecido al alma, y es una palabra que yo he utilizado como nick. La Daena se presenta como una niña, como un cuerpo celeste que nos acompaña durante toda nuestra vida y nos visitará en el momento de nuestra muerte para emprender el viaje al más allá. Esta Daena, como en el retrato de Dorian Grey, se verá como un reflejo de nuestras acciones, si hemos sido buenos será una niña, un ángel, o un hermoso ser que os llevará a nuestro destino en el más allá, pero si por el contrario hemos sido malvados, será un monstruo o demonio que vendrá a buscarnos. La Daena puede ser esta representación de nosotros mismos, estos ángeles que son los personajes de la serie, o ese capacidad interior que todos tenemos para ser buenos o manos, algo que en ocasiones solo depende de las circunstancias que vivimos. A lo mejor nuestra Daena necesita aprender unos movimientos para bailar.
El final de ‘The OA’ te pone los pelos de punta como lo hizo la noticia de el instituto Colombine, pero estallas en lágrimas cuando sientes que la unión hace la fuerza, y que la única forma de superarlo todo es no estando solo. De ‘The OA’ yo me llevo una enseñanza fantástica que espero poner en práctica, y no es otra que la “constancia”, la “perseverancia” a la que ella tanto alude. El mantenerse firme, y ese es el mensaje.
