Es Timothée Chalamet el niño
bueno de la industria. Esa cara bonita ha venido acompañada desde el
primer día de un talento igual de bonito para la interpretación,
sin lugar a discusión.
Pudimos ver la sonrisa de este
jovenzuelo en el pasado festival de San Sebastián, y como aparecía
con pantalón y sudadera, como el teenager que es. No es que lo que
nos importe sea la ropa, faltaría más, es que denotaba
juventud por todos los poros de su piel, y reconozcamos que llegados
a cierto punto de la vida, la extremada juventud nos ofende, y si
viene tan cargada de talento como ocurre en esta ocasión todavía
más. Te adoramos Timothée aunque seas insultantemente joven.
Esa carita de buen chico, junto a
una mirada de picaruelo, le hacia totalmente apto para el papel de
“Beautiful Boy”, donde encarna al hijo perfecto que cae en las
drogas sin remedio.
Una película interesante y que
podría tenerlo todo bien, cuando al final... al final todo mal.
Nos explicamos: Que buen retrato
hace de las drogas, de la adicción, de la relación padre e hijo,
sus conversaciones, sus momentos íntimos, la dedicación de sus
progenitores y la sensación de no poder más.
Al final, el que no puede más ese
el espectador, y es que tras el buen sabor de boca que nos dejo
“Alabama Monroe” donde también trataban la relación de unos
padres ante el dolor y el sufrimiento en determinada situación con
los hijos (no os contamos más para que podáis verla) en esta
ocasión Felix Van Groeningen, en funciones de director y guionista
ha estado como poco disperso.
Van Groeningeng se enfrentaba a su
primera película en ingles, pues es Belga de origen, y lo hacia
adaptando la novela de la historia real de David y Nic Chef, padre e
hijo, que convirtieron sus memorias y su lucha contra las drogas en
un best sellar, que compro Amazon para producirlo dentro de su
catalogo.
Beautiful Boy optaba a la concha
de oro y tanto actor como director se encontraban en Donosti para
presentar la película.
En el film su padre en la ficción
es interpretado por Steve Carrell, que se encuentra cómodo en su
vertiente comida, pero que ha demostrado que en el drama es
tremendamente potente. En la película “Beautiful Boy” podemos
ver como padre e hijo tienen una relación magnifica, al punto de
compartir porros de manera sana como si tal cosa, y consiguen hablar
de todo. Una relación idílica que deja paso a la adicción, a
mostrar que al final las drogas, como es evidente no entienden de
clases sociales, y es algo que le puede pasar a cualquiera, hasta al
joven más educado y estudioso.
Las adicciones son un desafío a
cualquier edad, pero es cierto que cuando eres joven y aun estas
buscando tu hueco, tu lugar, las convierten en algo mucho mas
peligroso.
La metanfetaminas en esta ocasión
es la causa de la adicción, en la que el protagonista recae una y
otra vez sin parar a pesar de los muchos intentos de su familia y de
él mismo por intentar salir de ese tremendo pozo.
En esta ocasión nos enfrentamos
al problema dentro de una familia acomodada y con una muy buena
relación que se culpa a si misma igualmente, por lo que no es una
película sobre la adicción a las drogas nada más sino sobre la
relación de un padre y un hijo, y como una familia se enfrenta a
este problema y como puede ser causa de destrucción. En ese sentido
es maravillosa, por la preocupación real y extrema como padre
comprometido el del papel de Carrell. Un padre coraje de esos a los
que estamos acostumbrados a ver a veces, en ese infierno en el que se
convierte su vida cotidiana.
Tenemos muchos temas de los que
hablar para que dejen de ser tabús, y las drogas son uno de ellos.
Tratar el tema con humanidad, pues no podemos culpar al enfermo de
ese deseo irrefrenable que lo domina y del que es tan difícilmente
salir pues se convierte en un pequeño paraíso.