Nuestra Paulette se nos muestra en los
créditos como alegre, feliz, con un prospero negocio, una hija
a la que adora, una profesión que le gusta, unas amigas
fieles, llena de momentos tan dulces como los pasteles de su local.
Los años pasan, con una crueldad
tremenda, en estos momentos Paulette es una jubilada ( viuda que
idolatra a su difunto marido) gruñona, tremendamente racista (
algo que sufre en sus carnes el marido de su hija, y su propio nieto)
que tuvo que traspasar su restaurante el cual ha sido convertido en
un restaurante chino, que trata de boicotear siempre que puede.
A esto se une que las deudas la tienen
hasta el cuello, viviendo en un suburbio a las afueras de París,
donde el tráfico de drogas y los saqueos están a la
orden del día.
Uno de estos días, presencia la
persecución de un camello por la policía, el cual, en
la huida, ha dejado tras de sí un paquete de hachís..
Será esta la solución de
sus problemas?? convertirse en traficante?
Quien iba a sospechar de esta
anciana... aunque su yerno sea policía antidroga.
Esta Paulette es Bernadette Lafont, en
un papel que es un caramelo, para actrices de su edad, tan divertido,
como huraño y malhumorado.. con tantos secretos que la hacen
irresistible, y con unas amigas que no se quedan atrás.
La que fue considerada una de las musas
de la Nouvelle Vague, a la que Truffaut le dio su primera oportunidad
( ahí es nada)
Y en su grupito de amigas, nos
sorprende Carmen Maura, que no deja el cine francés, y fue
galardonada durante el festival de San Sebastian, donde nos confesaba
su edad sin ningún pudor, diciendo : “ estoy encantada de
decirla, porque estoy estupenda”!!
Y razón no le faltaba!
Tan disparatada como si imagináramos
a nuestras madres o abuelas vendiendo hachís! La abuela fumeta
podríamos llamarla.
Pero es mucho más, una
disparatada historia sobre la amistad y la lealtad, y sobre como el
paso del tiempo y los azares de la vida, no siempre propicios, nos
cambian, y nos pueden amargar o endulzar la vida.
Como al final, la familia, siempre es
la familia, para bien o para mal, como le dice su nieto mulatito, al
que tanto desprecia.
- porque me ayudas, con lo mal que te trato??
- porque eres mi abuela, y te quiero.
Dejaros endulzar por este postre, por
esta tierna y sencilla historia de una mujer que decide no rendirse
ante la adversidad a pesar de los años, y de los problemas.
Y que como decía María
Antonieta:
“ si no pueden comer pan, que coman
pasteles”