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sábado, 24 de enero de 2015

Into the woods (II)


Las Brujas pueden tener razón, los Gigantes pueden ser buenos.
Tú decides qué es lo correcto, Tú decides lo qué está bien...
No One is Alone”
EL SIGNIFICADO DE LOS CUENTOS DE HADAS
Cuando Stephen Sondheim y James Lapine se reunieron por primera vez para hablar de “Into the Woods”, su intención era crear un musical provocativo basado en un mundo de fantasía en el que los personajes se embarcaban en una búsqueda. El dúo, que ya había colaborado en el musical ganador del Pulitzer “Sunday in the Park with George”, empezó con algunos cuentos de hadas tradicionales, combinándolos con una historia nueva sobre un Panadero y su Mujer. El resultado final es maravilloso, una historia entrañable con temas actuales que se narran a través de personajes clásicos como Cenicienta, Jack y las judías mágicas, Rapunzel y Caperucita Roja. Todos ellos exploran juntos lo que ocurre después de "fueron felices y comieron perdices”.

 
Los cuentos de hadas se remontan a los primeros tiempos de la narrativa y desde entonces se han transmitido de generación en generación. Aunque a primera vista sólo parecen una manera de entretener a los niños, también conforman una herramienta educativa y emocional muy importante ya que ofrecen una visión de la aventura de la humanidad. El psicólogo Bruno Bettelheim escribió sobre su repercusión psicológica en su libro titulado “The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales”, donde reivindica el poder de los cuentos de hadas para ayudar a los niños a tener sus propios criterios.
Meryl Streep se hace eco de esta filosofía y afirma: "Al principio, los cuentos de hadas servían de advertencia. Se contaban a los niños para prevenirles de los peligros que encontrarían en la vida y para animar a las jóvenes a casarse con hombres ricos. Se animaba a todo el mundo a encontrar un príncipe y vivir felices para siempre. Pero a veces no salía bien”.
Situar los cuentos de hadas en un escenario realista, que era uno de los primeros objetivos de Sondheim y Lapine, fue uno de los aspectos que más atrajo a los actores. Anna Kendrick explica: "Es lógico que en muchos institutos sólo se represente el primer acto, porque el primer acto acaba bien. Pero es el segundo acto el que hace que la historia sea creíble, que tenga peso y fundamento”.
 
Johnny Depp está de acuerdo: "Me gustó la idea de reunir todos esos cuentos de hadas con los que crecimos y hacer un gran musical. Nos permite conocerlos mejor. Y lo cierto es que son más espeluznantes y divertidos de lo que habíamos imaginado, así que es una idea fantástica. Y están maravillosamente bien ensamblados”.
Sondheim añade: "James Lapine hizo algo con la historia de 'Cenicienta' que nadie había hecho en 500 años. Hace que pierda el zapato a propósito, lo que es muy ingenioso porque así es la forma de saber si el Príncipe la quiere de verdad”.
 
Creí que uno bastaba. Pero no es verdad: hacen falta dos... “It Takes Two”
LA LEGENDARIA COLABORACIÓN DE
STEPHEN SONDHEIM Y JAMES LAPINE
Into the Woods” se estrenó en Broadway el 5 de noviembre de 1987 en el Martin Beck Theatre. La producción, que puso en cartel 764 funciones, ganó los Premios Tony® a la Mejor Partitura (Stephen Sondheim), al Mejor Libreto de un Musical (James Lapine) y a la Mejor Actriz de un Musical (Joanna Gleason en el papel de la Mujer del Panadero). Entre otros premios, el musical recibió cinco Drama Desk, incluyendo al Mejor Musical y un Premio GRAMMY® a la Mejor Grabación del Reparto Original.
Desde entonces, “Into the Woods” se ha representado en todo el mundo, incluyendo una gira por Estados Unidos en 1988, una producción en el West End en 1990 y reposiciones en Broadway y Londres, además de una producción televisiva de PBS y un concierto en su décimo aniversario.
Crear una obra teatral tan compleja como "Into the Woods" fue una tarea tremendamente ardua. Sondheim lo explica así: "Te sientas a hablar sobre el espectáculo con quien lleva muchas semanas escribiendo el guión, y decides cómo se va a contar la historia. Lo más importante es que los dos tenéis que escribir el mismo espectáculo. Tus actitudes sobre la historia y sobre los personajes necesitan ser las mismas”.
A Lapine siempre le habían interesado los cuentos de hadas y la psicología de Jung, y la idea de convertir un cuento de hadas en un musical era tremendamente atractivo para Sondheim y para él mismo. “Decidí escribir un cuento de hadas original, pero como los cuentos de hadas son cortos por naturaleza, enseguida me di cuenta que ampliarlo para convertirlo en un espectáculo completo desvirtuaba el concepto”, explica Lapine. “Entonces se me ocurrió la idea de coger varios cuentos de hadas y reunirlos para formar un cuento original. Así fue como nació nuestra historia del Panadero y su Mujer”.
El marco de referencia de Lapine fueron las historias de los Hermanos Grimm y de Perrault. Como Sondheim estaba más familiarizada con ellas por las películas animadas, Lapine escribió la primera escena, que entrelaza tres de esas historias, y le dijo a Sondheim que sería prácticamente imposible ponerle música. “A nadie le gusta más un desafío imposible que a Stephen Sondheim, así que fue la mejor manera de convencerle”, dice Lapine. “No dudó en lanzarse de cabeza y escribió un maravilloso número de apertura. Había comenzado nuestra aventura”.
Para Sondheim, la historia trata el tema de la responsabilidad de la comunidad. Al principio de la historia los personajes sólo piensan en sí mismos y el resultado es un desastre. Pero a medida que la historia avanza todo el mundo comprende que debe unirse para formar una comunidad y corregir sus errores, y para Sondheim, ese mensaje es universal. Para Lapine, está el hecho de que lo bueno y lo bonito no siempre van juntos, y hay que tener cuidado con lo que se desea.
No pensamos con detenimiento en lo que queremos... Sabemos que queremos X, Y y Z, pero no pensamos en por qué lo queremos y cómo van a cambiar nuestras vidas si logramos conseguir esas cosas”, dice Lapine. “La historia habla sobre las consecuencias de nuestros actos, por muy pequeños que sean”.
A partir de ese momento, el tema de discusión fue si la historia debía ser un musical o no. Algunas historias no exigen necesariamente música, y para Sondheim, todas las canciones tienen que ser imprescindibles. Y en muchos musicales, las canciones permiten al público conocer a los personajes. Lapine lo explica: "Para Stephen es muy importante que su música y las letras se conjuguen con los diálogos y la historia que se cuente. Tiene una capacidad extraordinaria para meterse dentro de la cabeza de los personajes y hablar a través de sus voces; apropiarse de los diálogos y los monólogos y convertirlos en canciones”.
 
La combinación infalible de las canciones de Sondheim con la historia de Lapine es una de las razones del éxito del musical a través de los años. Así que cuando se empezó a hablar de llevar el musical al cine, para los realizadores era muy importante mantener esa colaboración. Por eso recurrieron a Lapine para adaptar su historia a la gran pantalla. El productor John DeLuca afirma: "La voz de Stephen Sondheim está tan inextricablemente unida a la palabra de James Lapine que sabíamos que le necesitábamos para crear la película. Y se incorporó al proyecto con la actitud más abierta que jamás he visto en un guionista”.
Marshall afirma: "Ha sido maravilloso trabajar con James porque hace años que admiro su trabajo y además era el autor de la obra teatral. Estaba convencido que era muy importante trabajar con los creadores originales de la obra para mantener su integridad y su esencia, aunque como es lógico había que convertirla en una película. Me impresionó lo abierto que se mostró James a la hora de intentar cosas nuevas y cómo comprendió de forma instintiva que lo que funciona en el teatro no funciona necesariamente en una película".

 
Por esta razón, fue especialmente difícil escribir el número de apertura de esta película porque exigía contar tres historias y presentar cada historia al público. Lo explica así: "Sería tremendamente aburrido empezar una escena con el Panadero y su Mujer y que se pusieran a cantar una canción. Después otra escena en la casa de Jack en la que cantan una canción. Y después una escena en la casa de Cenicienta en la que cantan una canción. A esas alturas ya te has olvidado de quién era el Panadero. Tienes que contarle al público que esa es la gente que va a ver toda la tarde, y que todos tienen la misma importancia. Cada uno tiene una historia totalmente independiente”. Y continúa diciendo: "La música puede rellenar vacíos rápidamente porque puedes hacer una transición desde un tema a otro en dos compases; de lo contrario se necesitarían cinco líneas de diálogo. 
 
Así que ‘Into the Woods’ es una compresión: cuando se termina el número ya conoces a todos los personajes principales. Además, quieres que el público sepa que va a ser divertido y que se lo pasará muy bien. Están al borde del trampolín y listos para saltar”.
 
No te puedes limitar a actuar, tienes que escuchar.
No te puedes limitar a actuar, tienes que pensar...
Finale/Children Will Listen”
LA DIRECCIÓN VISIONARIA DE ROB MARSHALL

 
Desde que “Into the Woods” debutó en los escenarios teatrales, todo el mundo esperaba que algún día se convirtiera en una película. Pero se necesitaba a un director experimentado como Rob Marshall para conjuntar todos esos elementos tan complejos y complicados en una película musical y saber trasladar la historia a la gran pantalla. Según James Corden: "Esto es una obra coral y cada historia de los personajes tiene un inicio, un desarrollo y un final. Hay que crear un entorno mágico, de fantasía que también es un maravilloso y enorme musical. Así que necesitas tener un talento especial para fundir esos mundos”.
La lista de créditos de Marshall como director incluye las películas “Chicago”, “Nine”, “Memorias de una Geisha” y “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”. Pero también es un excelente director teatral y un coreógrafo ganador del Emmy®. Esas credenciales lo convirtieron en el director más idóneo para llevar "Into the Woods" a la gran pantalla. Stephen Sondheim lo explica: "Rob Marshall tiene un background teatral, y eso es muy importante. También es coreógrafo lo que también es crucial ya que este tipo de música necesita un director que sepa cómo funcionan los números de un musical”.
 
Marshall, que siempre había admirado la producción teatral original, se enamoró inmediatamente del proyecto. “Siempre me ha gustado esta obra, desde que la puso en escena la compañía original en 1987”, dice. “Era una obra preciosa, magnífica, importante, y recuerdo que me subyugó. Era una combinación única de personajes que creaban un tapiz de historias clásicas dotadas de una naturaleza increíblemente profunda, explorando lo que ocurre después del 'y fueron felices y comieron perdices' de los cuentos de hadas”.
Añade: "Es genial desear, querer, esperar y soñar, pero esta obra se enfrenta a la realidad del mundo y a las luchas y penalidades que nos encontramos por el camino.

 
“’Into the Woods’ es una historia que necesita conmover... es un musical sobre una búsqueda. Los personajes van detrás de algo que desean con todas sus fuerzas. Así que hay que mantener la tensión, el suspense y la energía”, dice Lapine. “Y creo que lo entiende muy bien. Sabe cómo combinar tomas cortas, escenas cortas y momentos que llevan a otros momentos de forma la suma de todos ellos lleve a un final sorprendente”.
Cuando el productor Marc Platt leyó las primeras 20 páginas del guión de Lapine para “Into the Woods”, fue fácil visualizarlo cinematográficamente, y la forma en la que Rob Marshall lo filmó superó sus expectativas. Lo explica así: "El prólogo tiene una duración de unos 16 minutos. Sólo hay música pero aun así consigue que el público conozca a todos los personajes, sus conflictos que se verán en la película. Empieza con gente viviendo su vida cotidiana en el pueblo y termina con los protagonistas dirigiéndose ‘Into the Woods,’ para emprender su aventura. Rob has construido una aventura cinematográfica perfecta”.
Para Marshall, una de las mayores alegrías de trabajar en una película musical es la etapa de ensayos. En “Into the Woods” hubo seis semanas de ensayos antes de que empezara el rodaje, y la troupe se formó durante ese periodo de tiempo. Afirma: "Dado que esta película es una obra coral, era muy importante que todos trabajaran juntos para crear un conjunto coherente”.

 
Adéntrate en el bosque... ¿quién sabe lo que te espera a lo largo del viaje? “Prologue: Into the Woods”
RECREAR EL BOSQUE EN LA PANTALLA
Las localizaciones:
Cuando los realizadores empezaron a hablar sobre dónde iban a rodar la película, llegaron a la conclusión que la historia bien conservada de Inglaterra y su maravillosa energía constituían el lugar perfecto para crear un mundo en el que los personajes de cuentos de hadas cobran vida. Además la abundante vegetación del país, los paisajes pintorescos, los castillos y las mansiones ofrecían un sinfín de posibilidades. Y Rob Marshall tuvo la impresión de que había que rodar lo más posible en las localizaciones.
En la historia, el Bosque es casi un personaje. Según Marshall, es la metáfora de muchas cosas de la vida: Es el lugar a donde vas a encontrar tus sueños, donde se cumplen tus deseos, donde te enfrentas a tus miedos, te pierdes, te encuentras a ti mismo, creces, aprendes y avanzas. “Es el ciclo de la vida en el sentido de que al crecer comprendemos que la vida no es como pensábamos, pero es algo que todo el mundo debe experimentar en carne propia... no hay atajo posible”, dice el director. “Así que nos adentramos en el Bosque para encontrar todas esas cosas con la esperanza de que al salir seamos mejores personas”.
El rodaje comenzó en las profundidades de un antiguo bosque de Ashridge Estate a la afueras de Berkhamsted, en septiembre de 2013. El bosque, que es una de las zonas de vida salvaje más antiguas e históricas de la región, se utilizó como escenario de la canción “Giants in the Sky”, que interpreta Jack (Daniel Huttlestone), después de que su mísero puñado de judías produjera una vaina de judías mágicas.
El pueblo de Hambleden, cerca de Henley on Thames, sirvió para reproducir el pueblo del Panadero situado en la linde del Bosque.

 









Un granero de principios del siglo XX situado cerca del pueblo se convirtió en la destartalada casa de campo de Jack, su Madre (Tracey Ullman) y Milky-White. A Ullman le sorprendió la extraordinaria atención a los detalles que encontró en el plató de la localización y afirma: "El atrezzo era increíble. Había una silla preciosa en un rincón con el trabajo de punto de mi personaje al lado, notas diminutas dirigidas a mi atención en el escritorio, e incluso un espejo roto pequeño (como símbolo de la mala suerte), lo que dotó a nuestros personajes un mundo real en el que vivir”.
Tal y como indica el título de la película, gran parte de la historia se desarrolla en el Bosque. Por esa razón el departamento de localizaciones pasó muchísimas horas recorriendo el campo inglés en busca de un gran abanico de exteriores en bosques. Afortunadamente, encontraron Windsor Great Park, en la frontera de Berkshire y Surrey, y pudieron aprovechar los cientos de acres de bosque que tiene el parque. De hecho, alberga unos robles impresionantes (cuyo aspecto es muy similar al árbol que se utiliza en el cartel del musical original de Broadway). Algunos tienen más de 800 años.
La zona llamada Bear Rails del parque se convirtió en el bosque que rodea la casa de la Abuelita, donde Caperucita Roja (Lilla Crawford) canta “I Know Things Now”. Para las tomas exteriores de la casa de la Abuelita, y sobre todo la entrada, el departamento de arte creó una extensión con algunos de los troncos más gruesos de la zona y colocó una pequeña puerta. La Cascada que hay en el parque sirvió de escenario para la canción “Agony”, interpretada por el Príncipe de Cenicienta (Chris Pine) y el Príncipe de Rapunzel (Billy Magnussen), como respuesta a sus fracasos amorosos.
Para las escenas que se desarrollan fuera de la torre sin puerta donde está encerrada Rapunzel (MacKenzie Mauzy), el equipo de producción construyó una estructura dentro de las ruinas de la Abadía de Waverley que data del siglo XVIII y que está en Farnham, Surrey. “Los platós eran como un cuento de hadas, pero al mismo tiempo eran muy reales y misteriosos”, dice Mauzy. “Nuestros diseñadores de plató hicieron un trabajo fantástico. Resulta difícil ver la diferencia entre la torre de mi personaje y las ruinas de la Abadía. Te integrabas instantáneamente en ese mundo porque parecía tan real”.
Byfleet Manor, situado en Byfleet, Surrey, hizo las veces del exterior de la casa de Cenicienta (Anna Kendrick). Es el lugar donde el Príncipe y su Guardia Real descubren que su pie encaja en la zapatilla dorada. Las escenas del Palacio del Rey, donde se celebra la boda de Cenicienta con el Príncipe, se rodaron en el Castillo de Dover, uno de los monumentos emblemáticos de Inglaterra. El majestuoso castillo alberga el Estrecho de Dover o de Calais, el punto más estrecho del Canal de la Mancha.
 
Añade: "Cada personaje se interna en el Bosque a través de un arco de entrada natural que Rob llamaba la madriguera del conejo. Una vez que lo atravesado todo es diferente. Es mágico, aterrador, divertido, original, orgánico... y tiene vida propia”. Según Stephen Sondheim: “Esa es la sensación que los realizadores querían reflejar en la película: la oscuridad del Bosque, y la sensación de aislamiento y oscuridad de un lugar en el que puede pasar de todo”.
Además de la sensación envolvente de oscuridad que crea el Bosque, Gassner supo dotarlo de magia. Emily Blunt lo explica: "Dennis hizo un trabajo extraordinario en los platós utilizando matorrales y flores de verdad. Los añadió para que iluminaran los árboles y les dieran un aspecto encantado”. “Into the Woods” ha sido la primera colaboración del diseñador de producción con Rob Marshall, y encontró que tenía una gran afinidad artística con el director. Gassner afirma: "A ambos nos obsesiona crear algo que sea original, único. Rob es como yo. No cejamos hasta encontrarlo”.


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