Raphael, Blanca Suarez, Carlos Areces, Hugo Silva, y así hasta pasar de largo…. la docena de fieles acompañantes que han venido a presentar la película (fuera de concurso) y de paso pasar un fine de semana festivalero.
Como suelen decir en mi tierra “No querías una taza… pues toma taza y media”, es decir, nos quejábamos de la vena loca y disparatada de las películas de Alex de la Iglesia, sobre todo en sus partes finales… pues ahora eso mismo pero desde el principio, y a todo trapo.
Disparatada, energética, caótica, hasta el punto de vivir permanentemente en el caos más absoluto (algo que en manos de este director podría ser un buen punto de partida) pero que se vuelve en contra, sin orden ni concierto, sin momentos memorables, sin demasiada gracia, con demasiados agujeros grises, con bastantes desconesiones con la platea… sólo salvado por algunos momentos descacharrantes protagonizados por Alphonso (Raphael) y Yuri (Carlos Areces) como padre famoso e hijo adoptivo, muy por encima del resto.
Mucho ruido y muy pocas nueces, olvidable…
CRÍTICA FIRMADA POR: BARRY COLLINSANOMALISA de Charlie Kaufman y Duke Johnson
Premio del Jurado en el reciente Festival de Venecia
Parece
sencilla, aparenta pequeña. Pero no lo es. La nueva película escrita y
dirigida por el gran Charlie Kaufman (co-dirigida junto al animador Duke
Johnson) es una brillantísima filigrana que utiliza pequeñas hechuras
para contar algo grande.
Mediante la técnica de animación conocida como “stop-motion”
(fotograma a fotograma) y unos detalladísimos muñecos casi foto
realistas a los que, no por casualidad y como detalle significativo, se
les notan las costuras solo en la cara, Kaufman nos cuenta la historia
de Michael Stone un, paradójicamente atormentado experto en motivar a
empleados de servicios telefónicos que llega una noche a la ciudad de
Cincinatti, en la que al día siguiente tiene que impartir una
conferencia en un congreso. Con el fin de dejar atrás el hastío y quizá
retomar la amistad decide llamar a una mujer con la que hace años
mantuvo una relación y a la que dejó casi de forma repentina. Pero la
cita no sale como el pretendía y termina solo y con una copa de más. Al
regresar al hotel por casualidad conoce a una mujer que parece ser la
que lleva buscando toda su vida…
Así descrita parece una historia convencional, casi de comedia romántica, pero la particularidad de la historia es que para Michael todas las personas con las que se cruza tienen la misma cara y la misma voz, no distingue al resto de la humanidad entre unos y otros, incluida su familia. Solo al conocer a Elisa se da cuenta de que su voz y su cara son distintas a las demás. Es la anomalía que a estado buscando durante toda su aburrida vida ¿O… no?
Mediante esta simple historia de amor, y con la ayuda de unos muñecos que consiguen transmitir con desconcertante naturalidad todos los matices necesarios para insuflar vida a los personajes que representan, el realizador va planteando los temas que siempre han rondado toda su filmografía: la soledad, el miedo a ésta, la identidad ¿qué sentido tiene la vida y el vivirla?, una y mil ideas y preguntas existenciales universales que, como no puede ser de otra forma, el realizador ni se plantea contestar (en un momento dado Michael le pregunta a su mujer quién es, a lo que ésta, después de recriminarle su actitud, le contesta que ¿Quién sería capaz de responder a una pregunta como esa?) invitando al espectador a participar en este perfecto juego de representación que es “Anomalisa”, mientras plantea una reflexión sobre el cine y la capacidad que éste tiene de representar la vida.
A lo mejor no es una obra maestra y ni siquiera lo pretende, pero se parece mucho.
Así descrita parece una historia convencional, casi de comedia romántica, pero la particularidad de la historia es que para Michael todas las personas con las que se cruza tienen la misma cara y la misma voz, no distingue al resto de la humanidad entre unos y otros, incluida su familia. Solo al conocer a Elisa se da cuenta de que su voz y su cara son distintas a las demás. Es la anomalía que a estado buscando durante toda su aburrida vida ¿O… no?
Mediante esta simple historia de amor, y con la ayuda de unos muñecos que consiguen transmitir con desconcertante naturalidad todos los matices necesarios para insuflar vida a los personajes que representan, el realizador va planteando los temas que siempre han rondado toda su filmografía: la soledad, el miedo a ésta, la identidad ¿qué sentido tiene la vida y el vivirla?, una y mil ideas y preguntas existenciales universales que, como no puede ser de otra forma, el realizador ni se plantea contestar (en un momento dado Michael le pregunta a su mujer quién es, a lo que ésta, después de recriminarle su actitud, le contesta que ¿Quién sería capaz de responder a una pregunta como esa?) invitando al espectador a participar en este perfecto juego de representación que es “Anomalisa”, mientras plantea una reflexión sobre el cine y la capacidad que éste tiene de representar la vida.
A lo mejor no es una obra maestra y ni siquiera lo pretende, pero se parece mucho.