«Lo más importante que he aprendido
sobre la teoría de la conspiración es que los teóricos de la
conspiración creen en ella porque es más reconfortante. La verdad
es que el mundo es caótico. No es la conspiración de la banca
judía, ni de alienígenas grises, ni de reptiloides de 12 pies de
altura que controlan desde otra dimensión. La verdad es más
aterradora, nadie tiene el control. El mundo carece de timón.»
Alan Moore.
No hay duda que Edward Snowden, debía
sentirse o al menos yo no me lo quitaba de la cabeza, como Mel Gibson
en aquella película que hizo con Julia Roberts: Conspiración.
En esta ocasión la historia de Edward
Snowden el informante y ex miembro de la CIA y la Agencia de
Seguridad Nacional que desveló los planes ocultos de esta última
para vigilar a nivel cibernético a la población, son tan reales
como aterradores.
Laura Poitras, se centro en este hombre
para realizar su última película documental, que le valió el
Oscar. Temas interesantes que se prestan al debate.
Poitras, que se define como
realizadora de documentales, periodista y artista, ha llevado sus
películas a los festivales de medio mundo, además de recibir como
periodista numerosos reconocimientos como el premio Peabody (¿ Como
Peabody y Sherman?).
Como os desgranamos en el vídeo que
encontrareis al final de la publicación, Laura Poitras comenzó a
recibir en enero de 2013, una serie de correos electrónicos cifrados
a nombre de un tal “Citicenfour”, quién aseguraba tener pruebas
de los programas de vigilancia ilegales que la NSA (Agencia de
seguridad Nacional en Estados Unidos) en colaboración con otras
agencias de inteligencia.
Nada nuevo, ¿verdad?, Nada que nos
sospecháramos, o que no sé haya puesto de manifiesto en multitud de
ocasiones.
5 meses después, en junio de ese
mismo año, Poitras viajo a Honk Kong, para entrevistarse con Edward
Snowdeen, y la acompañaron los periodistas Glenn Greenwald y Ewan
MacAskill. A partir de aquí, no es tanto lo que descubren, y las
conspiraciones gubernamentales a las que los ciudadanos están
sometidas y la vulnerabilidad de los datos, sino como algo tan simple
como hablar, como contar la verdad te puede convertir en poco menos
que un traidor para tu país.
Pero, si este joven no hablara, ¿ No
seria un traidor para sus compatriotas igualmente?
Poitras ya llevaba trabajando en el
tema central de la película dos años antes de que Snowden se
pusiera en contacto con ella. Este encuentro no fue fortuito, pues
Snowden sabia que ella estaba bajo vigilancia. Lo cierto es que el
tema es de locos de por sí. A Poitras la habían parado en
aeropuertos varias veces tratando de intimidarla sin conseguirlo.
Los encuentros entre el joven y los
periodistas que apenas duraron una semana, están plagados de
anécdotas y sospechas, de momentos muy tensos, donde parece que
estés viviendo el más profundo y oscuro de los thrillers, donde se
nos demuestra una vez más que la información no es sino poder.
Cuando poco a poco comienzan a salir a
la luz, retazos de información, y los artículos de los periodistas
sobre lo hechos que le narra Snowden, sobretodo de información
clasificada, por lo que deberán de enfrentarse no solo a los medios
sino también a la opinión pública y a su propio gobierno.
Unos documentos que ponen de manifiesto
las invasiones masivas a la intimidad, realizadas de manera
indiscriminada e ilegal por la agencia de seguridad nacional de
Estados Unidos amparándose en la ley antiterrorista.
El interior de la habitación desde nos
narran los hechos se vuelve claustrofobica en este thriller de la
realidad, donde asistimos minuto a minuto al desenmascaramiento de
una “conspiración” que no tiene precedentes.
Algo que hará que no solo Snowden sino
que también sus allegados deban tomar decisiones vitales en cuestión
de días.
Un trabajo que no solo te muestra los
peligros de la vigilancia gubernamental, sino la ligereza, y eso es
cierto, con la que damos nuestro teléfono móvil, nuestro mail, o
dejamos abierto nuestro perfil en las redes sociales.
Ahora tampoco vamos a volvernos locos e
hiper paranoicos, porque es algo que ya sabíamos.
Con esta obra, al menos de momento,
cierra la trilogía la directora, que comenzaba con “My country, My
country” (2006) y que se centraba en la guerra de Irak, el cual
también estuvo nominado al Oscar. Con “The Oath” (2010), el
segundo trabajo de esta trilogía, ponía sus miras en Guantánamo.
Con “Citizenfour” pone punto final,
a la trilogía americana post 11S de la autora.
Si queréis comeros la neurona un rato,
os lo recomendamos.