Empece a escribir sobre “Frio en
Julio” antes de que se retrasará su estreno, y era una de las
películas que habría incluido en mi lista de las más interesantes
del 2014.
Con su estreno el 1 de Enero, deberéis
mantener vivo en recuerdo para que no pase desapercibida como una de
las más importantes a final de próximo año, con lo que será una
gran y buena elección si decidís empezar el año a lo grande,
sentados donde la magia se hace realidad y los problemas durante dos
horas son de otros.
En ocasiones te enfrentas a películas
que por una razón u otra sabes que te van a gustar, y no sabes bien
porque, tal vez es cierta afinidad artística o cierta empatia, y eso
me ha ocurrido con “Frio en Julio”.
Pero nada más lejos de la realidad,
Frio en Julio, me ha encantado desde el primer fotograma y me ha
dejado loca la neurona que baila por mi cabeza. Basada en el best seller "Cold in July"
de Joe R. Land, su director Jim Mickle nos trae este western
contemporáneo con ecos de thriller. Mickle parece estar en sintonia
con los problemas generacionales. Si en su primera obra, “We are
what we are” ya comenzó a destacar a pesar de ser un versión de
la película mexicana con el mismo nombre, con su segundo trabajo
“Frio en Julio” vemos que esa elección fue totalmente
intencionada. Ambos films nos presentan a padres preocupados por sus
hijos, por su educación y bienestar, pero también porque hagan lo
correcto a pesar de su naturaleza, o de lo que la sociedad considere
moralmente aceptable. Recomendamos las dos mucho, ya que ambas os
helaran la sangre por partes iguales y os encogerán el corazón.
Muchas veces cuando nos hemos
acostumbrado a ver a un actor en determinado rol nos sorprende y nos
parece extraño verle en otro papel. Eso nos ocurrió con Michael C.
Hall, que tras su paso en “A dos metros bajo tierra”, apuesto a
quien nadie daba un duro por él como psicópata en “Dexter” y
sin embargo lo bordó, y ahora es difícil disociarle de esa imagen.
Sin embargo, Michael lo ha vuelto a conseguir en “Frio en Julio”
donde nos presenta a un padre de familia en conflicto moral entre lo
que esta bien, y proteger a su familia.
Para mi la película tiene dos partes
diferencias, la primera media hora, donde Richard Dane (Michael
C.Hall) un padre de familia en una pequeña localidad de Texas, pasa
de ser un hombre corriente, a algo parecido a un héroe local, al
llevarse por delante a alguien que había entrado en su casa.
Dane, abrumado por la culpa, y a
sabiendas de lo inmerecido de las felicitaciones de la comunidad por
“defender” a los suyos, siente que esa manera de crecer no es
apropiada para su hijo, ¿Qué valores va a aprender el pequeño si
es tan fácil arrebatar una vida humana? Y sobretodo, cuando es algo
aplaudido y consentido por la comunidad en la que viven.
Si la culpa no es suficiente, Dane es
acosado por Russel ( Sam Sephard), el padre del hombre al que dio
muerte , así que no le queda más remedio que poner de su parte para
proteger a su familia.
El descubrimiento por parte de estos
dos hombres que el supuesto muerto, no es el hijo de Russel, los hará
entrar en una espiral de desconcierto y violencia. ¿Porque la
policía ha mentido? ¿Quién era el muerto? ¿Donde esta el hijo de
Russel?
El momento en el que aparece el
personaje de Don Johnson es francamente sublime, vais a querer
levantaros, aplaudir y hacerle la ola, ya que es la personificación
del “Señor Lobo” de pulp fiction, que viene a arreglarlo todo en
versión cowboy, botas de piel de serpiente incluidas.
Es sin duda el trió protagonista, con unos personajes tremendamente bien interpretados, y muy definidos lo que enriquece una trama que se va volviendo más rocambolesca e inverosímil por momentos.
A golpe de efecto, diluyendo sus virtudes noir iniciales por el camino, nos deja con un final tremendamente operistico sí, pero con la misma sensación de vacío y dolor que acompaña a sus personajes principales.
Os vais a
sentir absorbidos e hipnotizados por esta fabula de venganzas y
buenas intenciones, donde nada es lo que parece. Os sentiréis
envueltos por una música y una fotografía que os mantendrán alerta
de los acontecimientos en este pueblo texano. Totalmente brillante e
impredecible, con una vueltas de tuercas genuinas a las que el cine
ya no nos tiene acostumbrados. Mantiene vivo el espíritu del wester
indie, así como el thriller más oscuro de los años 80, donde las
pequeñas mentiras acaban en la más sangrienta de las venganzas ( un
sangriento final pulp digno del Tarantino de los comienzos)
Sobre el
hecho de que este ambientado en los años 80, o al menos tome la
estética de la época, por otro lado dorada, quiero hablaros en otro
post. Desconozco si la novela esta ambientada en los 80, supongo que
si, pero el volver a ver el otro día “Super 8”, y tener muy
reciente tanto este film, como “The Guest”, me hizo reflexionar
sobre la nostalgia de ese cine, pero también sobre estas películas,
que toman esa estética por estar ambientadas en esa época, no tanto
porque nos recuerden exactamente a los films de nuestra niñez. Para
los que nacimos y crecimos durante esa década, nos sentimos
vinculados emocionalmente de una manera muy fuerte, y ese sentimiento
de Remember que también nos dejaba “Drive”, se diluye, como
ocurre en este caso por la propia esencia de la película.
Puestos a buscar
más referencias, ya que es imposible hacer nada que no parezca que
se haya hecho ya antes, la sombra de los Coen ( sobretodo Fargo) y la
fotografía ( esas tonalidades rojizas, y esa verja formando una
cruz) y música del Carpenter más inspirado, acompañan acunándolo
durante todo el metraje a este thriller bien contado, bien
estructura, y sobretodo muy entretenido.
Pero mejor si os lo cuento que leerlo:
La película
inauguro el pasado 20 de noviembre
la 24ª edición de FANCINE-Festival de Cine Fantástico de Málaga.
Y también pudo verse en el 52º Festival Internacional de Cine de
Gijón (Géneros Mutantes), en Cineuropa y en el IX Festival de Cine
Inédito de Mérida