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miércoles, 20 de agosto de 2014

Las fiestas de Grácia: sabor cinéfilo

  Es la primera vez que tenemos la ocasión de asistir a las fiestas de la Vila de Grácia en Barcelona.
Típicas fiestas de barrio, con sus peculiaridades.

Os las contamos en este blog de cine, porque algunas de sus calles hacen referencia a algunas películas.

El barrio de Grácia, es algo parecido al del Carmen en Valencia o a Trastevere en Roma. Un barrio de carácter entre joven y alternativo y donde también conviven "la gente de toda la vida" por tratarse de un barrio céntrico. 

A mi me gusta el ambiente que se vive, cargado d restaurantes y de boutiques, o tiendas abiertas casi las 24 horas.


Allí encontramos la plaça del diamant, que me transporta a mi niñez cuando nos mandaron en el cole leer el libro de la colometa, y recuerdo los trucos y consejos que nos dio Merçe Rodonera en aquella charla que vino a dar en mi instituto.
También es un barrio cinéfilo y muy activo culturalmente, pues se encuentran multitud de tiendas de libros y de cine. Así como antiguos videoclubs, miles de asociaciones donde realizar actividades y los cines Verdi.

Paseando por el barrio, en la propia calle Torrijos, donde están los Verdi Park, llegamos a este peculiar y sentido homenaje que en silencia le ha hecho un personaje anónimo al actor recientemente fallecido Robin Williams.  
 Colorido, especial, sentido. We miss you man.


El elemento principal de las fiestas de Gràcia es la decoración de las calles, lo que se conoce como el "guarnit".
El guarnit, le da el carácter tradicional a la fiesta, en la que 18 calles se engalanan y visten de forma particular, lleno de imaginación e ingenio.

Por si estáis interesados el vestido es de Stradivarius
En esta ocasión algunas de las temáticas de algunas de las calles estaba relacionada con el cine, o temas cinéfilos y así os lo hemos querido transmitir.
Estos ojos, son un claro homenaje al cártel del festival de Sitges de este año.



 Otra de las calles rendía un homenaje a la Alicia de Disney, pero incluso uno de los días se proyectaba la Alicia de Tim Burton, y nos sorprendía dejandonos estos impresionantes muñecos.

 El Gato sonrió al ver a Alicia.
Parecía tener buen carácter, consideró Alicia; pero también tenía unas uñas muy largas y un gran número de dientes, de forma que pensó que convendría tratarlo con el debido respeto.
- “Minino de Cheshire”, empezó algo tímidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento; pero el Gato siguió sonriendo más y más. “¡Vaya! Parece que le va gustando”, pensó Alicia, y continuó: “¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde tengo que ir desde aquí?”.
- “Eso depende de a dónde quieras llegar”, contestó el Gato.
- “A mí no me importa demasiado a dónde…”, empezó a explicar Alicia.
- “En ese caso, da igual hacia dónde vayas”, interrumpió el Gato.
- “…siempre que llegue a alguna parte”, terminó Alicia a modo de explicación.
- “¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte”, dijo el Gato, “si caminas lo bastante”.
A Alicia le pareció que esto era innegable, de forma que intentó preguntarle algo más: “¿Qué clase de gente vive por estos parajes?”.
- “Por ahí”, contestó el Gato volviendo una pata hacia su derecha, “vive un sombrerero; y por allá”, continuó volviendo la otra pata, “vive una liebre de marzo. Visita al que te plazca: ambos están igual de locos”.
- “Pero es que a mí no me gusta estar entre locos”, observó Alicia.
- “Eso sí que no lo puedes evitar”, repuso el gato; “todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás”.
- “Y ¿cómo sabes tú si yo estoy loca?”, le preguntó Alicia.
- “Has de estarlo a la fuerza”, le contestó el Gato; “de lo contrario no habrías venido aquí”.


Curiosamente otra de las calles más transitadas y más espectaculares fue sin duda la dedicada al cementerios zombie, lleno de manos que salían de los arbustos, tumbas a lo walking dead, y muertos vivientes que te hacían sentirte como en un autentico Resident Evil.

Estos simpáticos zombies fueron por un día nuestros amigos.


Con curiosidad nos aproximamos a esta mano gigante, que protagonizaba en inicio de la calle y por tanto de la exposición, y allí nos sentimos como en el final de "The Cabin in the woods" tratando de detener esta mano gigante, que no es más que el inicio del Apocalipsis.



Otra de las hemosas sorpresas que nos tenía preparado el barrio de gracia, y sin saberlo, ni prepararlo, fue encontrar este mural de Paula Boneti. Conocíamos su existencía y sabíamos que había pintado este mural para un videoclub, o templo de películas casi olvidado, pero no sabíamos su ubicación exacta, y encontrarlo por azar, fue una sorpresa y un regalo.

Nos gusta especialmente el trabajo de Paula Boneti como ilustradora y cinéfila ¿y a vosotros?

Un maravilloso homenaje a The Royal Tenembaum.
Nosotros somos fans de Margot.


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