Ya tenéis otro de mis relatos únicos e inéditos.
Este se llama : El pájaro de fuego
Este se llama : El pájaro de fuego
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¿No lo entiendes?
Me quemo, ardo por dentro- le dije a Mario mirándole a los ojos con
expresión suplicante.
El me devolvió una mirada
repleta de indiferencia y las lágrimas recorrieron mis
mejillas, pero esta vez al contrario de lo que creiacreía eran
cálidas.
La lluvia que desde hacia
horas había estado cayendo, nos había empapado, y su
pelo desastrado pegado a su cara le daba un aspecto juvenil, casi
infantil, que contrastaba con la manera en la que sujetaba el
cigarrillo entre los dedos.
Juntos, allí sentados en un banco del parque casi parecíamos hermanos, o alguien tal vez viéndonos de lejos podría pensar que estábamos enamorados, pero la distancia entre nosotros era tan grande que más bien éramos dos desconocidos, mientras yo me consumía por dentro.
Ya no hay príncipes
ni princesa hoy – pensé, y un escalofrío recorrió
mi cuerpo
Mario también lo
noto, y sentí como mi alma se arrugaba y ardía tal y
como lo haría un pergamino al que le hubieran pegado fuego,
quise alargar mi mano en un ademán de tocarle pero no me atreví,
realmente ni siquiera la moví por miedo a que se levantara y
se fuera.
Seguí mirándole
con los ojos muy abiertos, aunque a él parecía que mis
palabras no le impresionaban, y que nada podía suscitarle el
menor interés, como si la vida no fuera lo suficientemente
interesante y todo le hubiera cansado ya.
Sus ojos negros casi
cerrados y algo apagados parecían contar una vieja historia de
amargura y soledad y escondían su verdadera edad, 70 años,
tal vez mas.
Toda una vida escondida
tras su aspecto de veinteañero, y supe, porque lo vi en su
mirada que no viviría mucho más, su tiempo se estaba
agotando, él lo sabía y no parecía desear hacer
nada en contra.
La soledad, en eso nos
parecíamos, y tal vez por eso nos habíamos unido, a
pesar de no parecer tener mucho en común, éramos muy
afines.
Pero él siempre me
sorprendía.
Parecía que dentro
de poco la lluvia pararía y tal vez con ella el deseo de
angustia y desesperación desaparecerían, pero que
equivocada estaba.
Mario tiro el cigarrillo
que se había consumido pero que apenas había tocado al
suelo y la colilla encendida al entrar en contacto con el suelo
mojado produjo un sonido siseante.
Él echo su cabeza
hacia atrás y tras pasarse la mano por el pelo, apoyo los
brazos en el respaldo del banco, las gotas de agua le recorrían
la cara, yo no podía separar ni un instante mi mirada de él,
así que cuando sonrió y toda su cara se ilumino por
primera vez en toda la tarde, me hizo olvidar todo lo que me estaba
angustiando.
Desee besarle, y doy
gracias por no haber permitido que eso ocurriera porque se dice que
cuando el mar esta demasiado tranquilo es que se esta formando un
autentico huracán, y así fue.
Desee llorar, pero en ese momento no pude, a pesar del nudo que apretaba mi garganta, y no me dejaba respirar.
- ¿Qué dices? ¿ Cual es tu dolor? Pobre niña, ¿ Aún no has comprendido que nadie puede entenderte? Quien debería amarte te odia, y la felicidad no existe, pequeña hada de un cuento, sabes, piensas, que puedes hacerlo, pero solo tú lo crees así.
Tienes sueños de cristal y te preguntas y preguntas que hacer, te lamentas en silencio ¿ qué porque los demás no ven en ti lo que tú ves? Y das buenas excusas a gente que sabes que te esta mintiendo.Dejaste de confiar en la gente y perdiste la esperanza. No me extraña, te han dejado de lado, y sientes una angustia interior que no sabes porque esta ahí.Observas con desprecio la condición humana subida en tus zapatos de cristal, y no entiendes porque tú alma intenta aferrarse a valores cuando tantas veces estos te han demostrado que ya no son validos.No hay amor ya y ves que realmente no te conocen y te odian por la opinión errónea que se han formado de ti.!que ironía! Estas sola niña, con quien vas a hablar de tus soledad!
Le odie por todo lo que
acababa de decir, pero no porque fueran mentiras infundadas, sino
porque era toda la verdad, y descubrí en él un sabio, y
que con una sola mirada vio más que los demás en todo
este tiempo y había sabido descubrir cual era el pájaro
de fuego que me quemaba las entrañas.