Perder la razón
Mounir es un joven de origen marroquí
que siempre ha vivido bajo la protección del Doctor Pinget, él
cual le saco de marruecos, y le dio una vida acomodada, ayudando a su
vez a su familia.
La lealtad y el agradecimiento que
Mounir le muestra es desmesurado y la influencia que esta figura
paterna ejerce sobre él, totalmente desmesurada.
Cuando el joven conoce a Murielle se
enamora locamente, y comienzan una relación normal y
saludable, pero la dependencia del doctor se hace excesiva para la
pareja, sobretodo para la joven que se encuentra atrapada en un
entorno emocional asfixiante y poco saludable del que no puede salir
nada bueno.
Abocada a la desesperación
Murielle no puede más y asistimos al trágico desenlace
para su familia.
El belga Joachim Lafosse, dirige y
firma el guión de este retrato de la familia multicultural
europea, y de la terrible presión que elementos externos
realizan en una pareja.
Una maravillosa radiografía del
paso del tiempo, el desgaste y la desesperación de una joven,
que va viendo como la felicidad posterior al enamoramiento se va
diluyendo en las cargas matrimoniales que no es capaz de soportar.
Emilie Dequenne delinea
maravillosamente a Murielle lo que le valió el premio a la
mejor actriz en Cannes, en la sección “Un certain Regard”
donde fue presentada la película, en nuestro país se
estrenará el 23 de Agosto, después de su paso por la
Sección oficial del Festival de Sevilla y el Festival de
Cinema D'Autor de Barcelona, recordemos que la actriz ya había
ganado premio en Cannes hace 13 años con “Rosseta” de los
Dardenne.
La película lleva el titulo en
ingles de “Our Childrens” es típicamente europea,( incluso
algo de Woody Allen si se hubiera dejado llevar por la desidia) si se
puede llamar así a un cine que se nutre y a forjado una larga
tradición en llevar a la pantalla los entresijos de la familia
y las relaciones de pareja, en desentrañar cada recoveco y
cada situación casi de forma voyeuristas.
Sin duda es su desgarradora y
escalofriante interpretación de Emilie la que lleva el peso
de la trama, el día a día de una mujer felizmente
enamorada, que se casa con el hombre al que ama, el cual esta
absorbido por una figura paterna a la que le dedica una atención
más que particular.
Lo que era un noviazgo maravilloso, una
vida en común feliz tras su matrimonio, contado de manera muy
luminosa nos da lugar a que el tiempo pasa y su autoestima va
menguando, y se ve anulada como mujer, como esposa y como madre,
dentro de su propia familia, con más cargas de las que puede
soportar.
De una manera tan opresiva como si la
hubiera filmado el mismo Haneke, Murielle parece que pierde hasta el
habla, la capacidad de alzar su voz como mujer y como ser humano,
incluso queda refugiada en un Burka que la oculta del mundo.
Ya que los pequeños actos que
parecen que carecen de importancia, son los que finalmente crean
habito y destruyen la relación.
Asistes de forma realista al desenlace
que conoces desde el minuto uno, la decisión de Murielle, un
horror, que has ido viendo como se gestaba desde el principio, paso a
paso, y de manera opresiva, angustiosa y escalofriante.
Como esa llama de dolor, se gestaba
como lo habían hecho esos 4 hijos.
Un horror que Lafosse decide no
mostrar, por el bien del espectador, pero que te deja tocado más
allá de la sala del cine.
Aunque Niels Arestrup y Tahar Rahim,
como doctor, y marido de la joven respectivamente no están a
la altura de la interpretación femenina ( tan soberbia esta
que anula las otras dos) forman el trío protagonista y
desencadenante de la tragedia alimentada durante años, y dan
lugar a esas lecturas más allá de la historia
principal.
Su relación más allá
de lo paterno-filial, el maltrato psicológico, matrimonios por
conveniencia, diferencias culturales y sociales, los roles entre
maridos y mujeres en la educación de los hijos.
Muy alejada de los blockbusters de
verano, una desgarradora historia que no os dejara indiferentes.