Aquí encontrais la original, de la dulce @lady_daena
pasaros para ver los estrenos de la semana y si vais con crios mejor llevarlos a ver Los croods.
Melissa McCarthy repite rol cómico, ¿repetirá también resultado?
El tercer largometraje de Seth Gordon, tras Como en casa en ningún sitio y Cómo acabar con tu jefe se
centra en un delito al parecer muy habitual en Estados Unidos, el de
suplantación de identidad. Algo que podría dar lugar a múltiples
situaciones divertidas y equívocos de todo tipo, sobre todo cuando
nuestro protagonista tiene un nombre femenino que ya le ha ocasionado
más de un simpático inconveniente en su vida diaria.
El prometedor germen de la trama falla en todo lo que podría fallar en su desarrollo, desde un titulo en español tan soso como Por la cara, cuando el original Identity Thief
es mucho más revelador, hasta la química entre la pareja de actores que
es prácticamente inexistente, y no sería justo culparles a ellos, sino a
un guión poco brillante.
Por mucho que lo intente la maravillosa
Melissa McCarthy, no consigue levantar la pesada y aburrida losa en la
que se convierte el film, y aunque podría convertirse en la reina de lo
bizarro y de la comedia más socarrona, porque aptitudes no le faltan
como ya demostró con su actuación en Bridesmaids,
apenas consigue despertarnos unas sonrisas, ni siquiera al final con su
redención ñoña y su transformación digna de una Pretty Woman.
McCarthy nos regala a Diana, una mujer
que pasa sus días de compras, excéntrica y esperpéntica hasta el
extremo, y que vive a lo grande gracias al arte de duplicar tarjetas de
crédito. En esta ocasión su victima será el aburrido y predecible Sandy
Patterson (interpretado por el cómico Jason Bateman, mucho mas comedido
en su actuación y conocido por lograr cierta fama gracias a Arrested Development)
el cual deberá cruzar el país para recuperar su personalidad, su
trabajo y su honor y volver al lado de sus hijas y de su mujer
embarazada, ahí es nada.
Como era de esperar, Diana no se lo
pondrá nada fácil, y acabarán aunando fuerzas en un accidentado viaje
por carretera, un periplo lleno de encuentros inesperados y peripecias
que no hay quien llegue a creerse. Por supuesto acabarán encontrando lo
que les faltaba al uno en el otro y forjando una amistad a pesar de las
diferencias que les separaban.
Los giros cómicos más allá de la lengua
viperina y el sarcasmo de su protagonista son repetitivos y manidos, mil
y una veces vistos, como la escena de la cena en el restaurante, o la
serpiente en el bosque. Su aire de melodrama de Antena 3 a la hora de la
siesta sólo busca propiciar la lágrima fácil, metiéndonos con calzador
como causa del desorden compulsivo de Diana unos orígenes inciertos que
le provocan asumir identidades falsas, y que sólo pretenden que tratemos
de empatizar con ella, sin éxito cabe decir.
Tratar de salvar lo que no tiene remedio
con unos secundarios brillantes podría ser la solución, pero en esta
ocasión, añadir una subtrama que apenas se desarrolla, como es la del
cazarrecompensas y los capos de la mafia, hace que los chistes parezcan
más forzados aún y te den ganas de huir de la sala.
Mención aparte merece la aparición de una Amanda Peet muy desaprovechada como esposa abnegada y la casi anecdótica colaboración de Jon Favreau como jefe cabrón al que todos odian.
No esperábamos encontrarnos ante la nueva Dos en la carretera,
ni que Bateman y McCarthy se alzaran como los nuevos Goldie Hawn y
Steve Martin, pero sí que nos hicieran pasar un rato ameno y echarnos
una carcajadas, o como mínimo que nuestros ojos no trataran de cerrarse,
algo que lamentablemente no consiguieron.